El guerrillero y yo volvíamos del campo. Habíamos caminado desde el cerro " De la POSTA" hasta el pueblo y yo venía agotada.
Eran tiempos de la dictadura y este joven y fornido guerrillero era un digno hijo de Lautaro a cuya etnia pertenecía .Aunque por mi lado materno tambien tengo sangre mapuche, el muchacho que me llevaba de la mano pues las sombras de la noche caían sobre nosotros, era un hijo de la tierra legítimo , que seguía a las tradiciones y hablaba mapudungo.
Para él, caminar kilómetros por caminos de tierra , rasguñandose en las zarzas y las chilcas era normal , para mí , acostumbrada a la vida de ciudad , un suplicio.
En un minuto de nuestra marcha , le pedí que nos detuvieramos.
- Por favor, hermano -supliqué- mis pies me están matando.
-bueno-sonrió encendiendo un cigarrillo-descansemos.
Diriguí mis ojos al cielo, sin nubes , limpio del sur y me asombré una vez más ante la gran cantidad de estrellas que engalanaban el paño negro sobre nuestras cabezas.
Luego miré al joven y lo vi como sacado de una pintura antigua, los ojos ligeramente rasgados, la piel morena, la sonrisa flotando y los musculos fuertes como los de un puma joven.
-regalame una estella, peñi-dije con una voz de niña - regalame una estrella
El me miró largamente como tratando de escudriñar en mi rostro lo que ocurría en mi alma. En esos momentos ya no era el vecino, el amigo, el guerrillero que peleaba contra el tirano ...era solo un hombre, un hermoso hombre.mapuche, moreno y fuerte, como un Lautaro , un Caupolicán, un Galvarino.
Por un largo tiempo me miró y luego volvió sus ojos negros al cielo como si tasara una a una cada estrella.
-Te regalo esa estrella-me dijo señalandome una pequeña, lluminosa y dorada estrella.
Su boca se posó solo un segundo sobre la mía , como una caricia ràpida y luego su rostro se volvió hermetico ...volvía a ser el guerrillero.
-Vamos-dijo cogiendo mi mano.
En el pueblo me dejó en mi casa y tras despedirse de mis tías , agitó su mano susurrandome
-pewkajall, lammien, hasta mañana.
Pero ese mañana lo arrastró lejos de mi y nunca pude agradecerle la estrella que me hizo amarlo más de lo que he amado a ningún hombre .
Amarlo sin esperanzas porque el hijo de Lautaro no tenía tiempo para detenerse a amar a una huinca y sus guerras , sus amores lo llevaron a un lugar tan lejano como esa estrella que brilla para mí desde el luminoso cielo del sur del mundo.
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