Como aquella vez
de madrugada
cuando todavía está oscuro,
pero a la vez
tan distinto,
como aquella vez
mezclándose recuerdos
de un viejo tango,
con el repiqueteo asordinado
del motor gasolero,
pero a la vez
tan distinto
del efímero trayecto
al Aeropuerto
de San Diego,
dejando atrás
salas de conferencia,
dejando atrás
furtivos paseos
bajo el sol californiano,
de regreso a las
raramente acogedoras
trayectorias de fin de enero
en el Medio Oeste norteamericano,
otra partida,
otra llegada,
como aquella vez
de madrugada
cuando todavía está oscuro,
pero a la vez
tan distinto.

© Eytán Lasca-Szalit, enero de 2009