Trás la puerta, al cerrarse,
se abrió en su corazón
la puerta de su pasado
y se volvió a ver de nuevo
con quince Primaveras floreciendo
y la ilusión pintada en su mirada.
Pero, ese tiempo, ya quedo atrás;
y los años empiezan a teñir
sus sienes con hebras de plata;
ya cruzan su rostro surcos
de recuerdos que en tiempo,
travieso, se empeña en dibujar.
Ella quisierá dar un salto atrás:
volver a ese viejo y noscuro, mportal
donde, una tarde, despertó al amo.
Y se va poniendo su gastado abrigo
con la mente enganchada, aletargada
en veinte años antes;
pero, el más pequeño, pronto volverá
y toda la casa se volverá a inundar
con sus risas, sus juegos y sus travesuras;
y, más tarde, regresará él, cansado;
aburrido de su rutinario trabajo....
Ella, despacio, cuelga el abrigo
y, mientrás llora en silencio,
va dibujando en el aire
su retrato del desencanto |