Todo está oscuro, por Dios, que no logro ver.
Maldita esa hora, maldito el destino.
Ahora tengo que encontrar la forma de salir,
salir de este encierro voluntario.
- ¡Que te estoy diciendo que ya basta!
- Lo siento, pero no lo voy a hacer.
- No entiendes que sólo te hace mal.
- Sí, eso lo sé, pero está muy adentro.
Evoco tu imagen y me lastima mucho,
si tan sólo supiera algo de ti, algo que
me diga que también sientes lo mismo.
Jajaja como si fuera así de fácil la vida.
- Idiota, insensato, ciego, y muy crédulo.
-¿ Qué no darías por sentir lo mismo?
- ¿Y estar así?, no prefiero mi soledad.
- Egoísta, pero eres un poco cauto.
Tengo que encontrar la forma de salir.
Esta oscuridad es tan fría y desoladora.
¡Demonios! Estar encerrado en un mismo.
¿Quién diría? Preso entre la libertad de la vida.
Pero, de todos modos, la Mente tenía
toda la razón en las cosas que le decia
al corazón.
Mas, claro, nunca le hacemos caso.
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