Cuando daba mi primer besar
tú te formabas de un primer besar
y competías por ser la primera en llegar,
para luego aterrizar en mi vida
y enviarme de vuelta a lo vivido
en un sólo mirar.
Ese mirar profundo,
intenso, cantante, danzante
y a veces hasta palurdo;
ese mirar que me sonroja
y desnuda, que me cohíbe
y de madurez me despoja,
ese mirar que atrapa mis sueños
y de una bofetada me lanza a soñar locuras,
idioteces, como que te agrado,
te gusto, me estimas,
me quieres, me amas, me…
Había olvidado este testarudo corazón parchado,
con las paredes de pinturas craqueladas y añejas
lo que era un latir de amor;
había dejado en el pasado
este cerebro trabajólico,
sucio de planificaciones
y extenuado de cárdenos colores
lo que era extrañar;
rechinaron mis oxidados vellos
cuando después de mucho
se levantaron nuevamente
al compás de una figura caminar.
Mas te digo y me dices mujer niña
olvida antes de querer,
deja antes de alcanzar,
vete antes de llegar,
desilusiónate antes de amar,
pues no soy digno de tu suspirar,
no soy digno de tu sollozar,
no soy digno si quiera de un teléfono contestar.
Sí, es verdad, te podría amar
Sí, es cierto, me podrías amar,
mas el amor no lo es todo
ni lo puede todo
y de eufemismos no podemos un futuro planear,
de metáforas no podemos nada cimentar;
ya cazados no podemos ni en sueños escapar.
Niña, el amor no sólo engendra amor.
Vete, él te espera con chicles y bombones
Yo me retiro, ella me espera con cuentas y sermones,
sólo me llevo, niña mujer, tus caderas y tu mirar,
y en el alma este cortito mas no consumado amar. |