Encuentro la enfermedad,
y en la cura la muerte.
Hablando de lo mismo,
y entre lo diferente nada es escuchado.
La simple simpleza de no adquirir por certeza lo nuevo,
te limita a demostrar una y otra vez lo que eres.
El mundo es pequeño,
todos te conocen.
Entre uno y otro cerrar y abrir de ojos,
la vista a la pantalla se enciende;
el ambiente cambia y retuerce,
feromonas intactas disfrutan de gula.
¿Donde estoy?
Cerca de la mimetización,
enterrado bajo los cactus tan negros como la diversidad de recuerdos incompletos,
yacen en un juego de miradas ocultas por el deseo de poder,
trayendo un relampago de humo,
pintado cada una de mis venas en tierra.
Me ahogo en la locura.
Arqueando mi garganta,
levanto en vuelo las "llamadas" palabras,
Inquieto.
Tan tranquilo que no estoy aqui,
logrando rosar el aire haciéndolo sangrar.
Extremadamente absurdo,
escribo lo que pienso pero no lo que digo.
Mi ojo se apaga, mi mente despierta,
la nueva muerte me tienta,
soy mi obstáculo,
deseo plenamente en destruir mi obstáculo,
dejándolo boca abajo,
enterrado en redes de púas,
respirando mi vida,
mis palabras.
Ahora por fin soy yo el que escribe...
No tengo nada que decir,
me han robado la vida.
Ayúdenme.
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