Agarras el puñal Y miras a la nada, Mientras las lágrimas, Pensantes pasajeras, Recorren hasta tus pies. Pasaron dos horas, Fue como un suspiro Ver que se quemaban las hojas, Y en un sudoroso silencio Se escuchaban sus gritos. Volvías a soñar cada noche, Mientras amarrabas tus pies, Y apretadas cadenas Ensangrentaban tu piel, Y tus rojos ojos Derramaban sus últimas gotas.
Texto agregado el 22-01-2009, y leído por 130 visitantes. (4 votos)