El descanso de los justos


Escuchaba el partido que Rosario Central juega en Brasil, el miercoles por la noche.
Parece mentira, piensa, estan haciendo todo lo posible para robarle la clasificación a “Los Canallas”. Primero un tiro libre inventado, solo falta que vaya a cabecear el árbitro.
Luego, vino el lógico, e inexplicable, pero explicable descarado cobro de un penal que fue sin dudas fuera del área.
Pero que pasó?, Gaona lo atajó y no solo eso tambien volvió a tapar cuando al dar rebote lo fusilaron a un metro del arco.
Que cosa, sintió una satisfacción inmensa. Como si el mismo hubiera detenido el penal. Lo sintió como un acto de justicia, y sin tener con Rosario Central nada más que la simpatía de ser un equipo argentino que juega de visitante en Sao Paulo.
Apagó la radio, el partido aún no habia finalizado.
Congeló ese momento sublime de justicia arqueríl.
Luego se encamino hacia el comedor, para despedirse de la familia e irse a dormir con esa imagen gloriosa del golero heroico.
El amplio sillón del living apenas se veía en la penumbra, en el una madre y una niña padecian los embates infames de la televisión.
El hombre pasó por delante de la caja boba, y por unos segundos se produjo un fugaz eclipse hombre-tv.
La mujer perdió la imagen por unos segundos lo que fue un fastidio para ella. Recibio el beso de buenas noches del hombre, se formó en su cara la misma mueca, el mismo gesto “geocondesco”.
Desden y rutina.
Costumbre. La tele seguía chillando.
El hombre se hacerco a su hija. La niña acuna su muñe-gato, ambos muñeco y niña estaban dormidos.
El hombre penso al besarla, es la única persona por la que viviría, moriría y mataría.
Que descanses hija...!, y el beso sonó en la oscuridad. Pero rapidamente lo deshizo el ruido de la tele.
La mujer tocada en su envidia femenina, preguntó. Laconica y desafiante.

Yo tambien puedo descansar...?

El hombre volvió a recorrer la escena, se detubo ante la niña y su muñeco que dormian. La tele titilaba, y la mirada de la mujer esperaba una respuesta.
Pensó en el momento de gloria vivido por el arquero de Central y dijo:

Si,...que en paz descanses...!

Y se fue hacia el dormitorio con la sola compañia de su persona. Pensando, que seria de mí, sin mí.
Al otro día se enteró que Rosario perdió por un penal que le atajaron al arquero Gaona.