Siempre miento al decir que no tengo tema para escribir ahora. Siempre hay algo que me ronda en la cabeza.

Tengo miedo de ser descubierta. Después de haberme entregado a un placer que no comprendo del todo, por ser tan contrario y tan adictivo, me entregué al pánico emocional por terminar desnuda delante de todos. Sentir que me quitan a pedazos la "dignidad" que creí debí mantener hasta ahora. Estoy en el muro, con miedo, como aquella mujer de doble caracter a punto de ser señalada.

No son las palabras las que me harían daño, sino perder autoridad frente a ellos. Sentirme destapada y con la restricción de no poder levantar la voz para pedir abrigo. Y en medio de ese temor... tengo toda la intención de que eso suceda, y por fin abra bien mis ojos.

Mirar de frente a mis acusadores, saber quién es quién y no tentar al destino más encubriendo mis falencias, permitiendo ver a todos quién soy en los diferentes "ahora" que tenemos. Esa mirada, retadora y vengativa, con los ojos sostenidos en los demás ojos que los observan, quiere revancha. Quiere acabar con el orgullo de los que suelen callarme cuando he sido o he dejado de ser. Quiere acabar con la pena propia.

Mientras me sucede la confrontación, que obviamente no incitaré por el temor aún aferrado al cuerpo, trato de dejar este vicio. De los que se atrevan a juzgarme, muy pocos podrán mantener una conversa conmigo sobre lo que es la verdad, porque poco me importaría gastar tiempo con gente ignorante. Solo los nobles, o los que se detenga a ver más allá de sus narices lo lograrían.

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