He hecho todo lo posible
para despertarte sin que pareciera
que era yo el que se disfrazó de sol
para desenredar tu pelo de mi almohada.
¿Te quedas a desayunar…?
Dime, si no, que hago con este despliegue
de caricias, zumo y magdalenas.
Hoy tampoco iré a trabajar…
Al fin y al cabo
no me espera nada más importante ahí fuera
que pasar la mañana de este día de resaca
buscando migas de pan entre tus piernas
y lamiendo las gotas de mermelada
que “sin querer” arrojé a tu pecho
Tampoco bajaré por el periódico
leeré las noticias que me cuenten tus ojos
y los anuncios por palabras de talleres
de remiendo de corazones maltrechos
...como ocurre todas las mañanas
desde ayer por la noche...
Texto agregado el 21-01-2009, y leído por 178
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