Siempre que veo a la luna, en las noches de lluvia, respiro tu recuerdo y mis ojos se entrecierran para no dejar escapar una lagrima, mis manos se entrelazan y se aprietan con fuerza ante la imagen de tu pelo rojo y mis piernas flaquean y se asustan y tratan de escapar cuando volteo a las estrellas y repito tu nombre, y es entonces cuando el viento le susurra a mi pelo palabras incomprensibles que solo puede entender mi alma, pero esta no escucha pues su único propósito es gritar y pedir por una salvación que, yo se, nunca llegará y terminaré con el alma sollozando en la oscuridad por tu silencio perpetuo y entonces entenderé, entenderé las palabras incoherentes del viento, entenderé las manchas en el cielo y le encontrare un sentido a las inmortales lagrimas de lluvia, y será entonces cuando tus ojos aparezcan en mi mente. Aparecerán como dos estrellas que me cuentan secretos al oído acerca de ti y entonces yo confiare en aquellas ojos cafés y me acercare a ellos para poder tocarlos, para poder entender al universo comprendido en dos esferas que me cuentan el mundo, y entonces me acordare de tus besos y tus caricias pues con ellas me contabas el mundo y me enseñabas como funcionaba, será entonces cuando en mi mente vea la imagen de tus labios rojos estrechándose en un beso con los míos y repetiré para mi ser que te sigo amando.
Ayer regrese a contarle mis penas al lirio que crece en la montaña, el viento agitaba árboles y las ramas caían enojadas sobre la madre tierra, mientras esta se veía regocijada por la humedad que caía en forma de lluvia, enormes rios se abrían entre la tierra y los animales que ahí habitaban cantaban felizmente mientras veían a su madre ser asesinada por el padre cielo, corrí hacia el otro lado de la montaña y llegando a sus faldas me encontré al lirio tirado y sollozando por un poco de vida, me arrodille y lo recogí entre mis manos y llorando, lo mire a los ojos y le pregunte que era lo que pasaba, pero mis palabras no escucho pues el viento enojado me lo arranco de los brazos bajo protesta de que yo no debería saberlo, pero yo me levante todavía llorando y dije estar enamorado y por lo tanto tenia derecho a saber lo que pasaba, entonces la luna se asomo entre las nubes de tormenta y con sus ojos me miro y preguntó-¿Qué ves?-y yo secándome las lagrimas dije-No veo mas que a ella-entonces la luna se oculto y yo temiendo haber respondido incorrectamente corrí huyendo de aquel desastre, pero resbale y caí hacia lo profundo de un rio, y mientras moría ahogado no dejaba de pensar en ti y de gritar tu nombre para que le cielo me entendiera y pudiera darte mi mensaje de amor, pero en el rio no encontre mas que soledad, dicha soledad no pude aguantar y con todas mi fuerzas escape, y todavía llorando me senté y rogué al padre cielo que me explicara todo esto, y con tiernas palabras me dijo que estaba enamorado de la tierra, y la tierra de el, entonces comprendi lo que estaba sucediendo, corrí hacia mi casa y ahí te encontre acostado, respirando como si nada estuviera pasando, tus labios se entreabrian como tratando de darme un beso, pero yo no me atrevi, pues aun con tus parpados cerrados temía encontrar en tus ojos todos mis miedos, asi que corri a la cocina en busca de un cuchillo con el cual darle fin a tu vida y comienzo a nuestro amor, pero tu despertaste y al verme con aquel cuchillo en la mano me abrazaste y me dijiste:-Soñe que estaba viva, fue aterrador-y entonces hundiste el cuchillo en tu vientre, mientras me encerrabas en un beso del cual aun sigo sin despertar.
Gucumatz “el corazón del cielo”
|