-Lo estas haciendo de nuevo, recriminándome por dejar libre mi deseo, no entiendo porque no me colaboras, si es tan sencillo, lo mejor seria que reflexionaras y luego dijeras las cosas, pero no, ese comportamiento no existe para ti, en cuanto te doy la oportunidad empiezan tus reproches unos tras otros de la forma mas cruel, todo por debajo, de un modo indirecto, vil y rastrero. No se en que momento te dejaste contaminar solías estar conmigo, apoyarme, pero ahora solo eres el despojo de lo que amaba.

- No trates de escudarte evadiéndome el tema, ya no hay nada que discutir, eres una inconsciente.

- Lo ves, ahí estas de nuevo y ni siquiera eres capaz de decir las cosas como son, dilo bien, di lo que piensas sin prejuicios ni rodeos, crees que soy una puta, p-u-t-a, con ganas con fuerza como te nace de las entrañas, desgárrame desde dentro, pero sin meloserías, ni palabras cursis.

-No lo mal interpretes, solo es que no entiendo porque maltratas tu cuerpo, porque no te das cuenta que no es tu culpa, y que no es él el que debe pagar por lo que pasa.

- No lo estoy mal interpretando, te estoy traduciendo aquellas palabras que no dejas salir por tu estupido pudor, me conoces y sabes perfectamente que yo no me ando por las ramas que soy sincera y voy al punto. En realidad no esperaba menos de ti, siempre tan solapada, diciendo las cosas como si no tuviesen una doble intención, y sabes que me las creo, sabes que lo que me dices me hiere, conoces a profundidad mis sentimientos y te vales de ello para hacerme daño, sabes que en mi no hay nada, que estoy vacía, que hay un gran hueco en mi alma y que no logro llenarlo con nada, ni nadie, que por eso lloro todas las noches, y no vivo durante el día, que paso horas y horas, como en este momento, hablándole y reclamándole a mi reflejo.