Adverso, el mundo que me rodeaba.
Las furias habían sido liberadas, me perseguían.
Con cautela me miraban, firmemente sin moverse, pensaban en como destrozar mi corazón.
Mi dicha estaba en peligro y la noche se tambaleaba en la incertidumbre del horror.
¿Por que las habían mandado? ¿Acaso no estoy de su lado?
El viento me advierte, es mejor permanecer alerta, no es una noche para soñar.
Temía, mi viaje no completar.
Esa sensación me estremeció, aquella cuando sabes que no es una pesadilla, no es espejismo, sino tu propio mundo.
El mundo no espera, salir a enfrentarme, tal vez perder, tal vez hasta morir, mi último suspiro dar o quedarme refugiado en mis temores, refugiado en el calor de que el día siguiente fuese un día mejor, que terrible decisión, que terrible situación.
Solo me encontraba, mis aliados se habían cansado de esperar.
El viento desaparecía, todo tranquilo, todo pasivo.
Eran señales de que la situación mejoraba? o solo era la calma antes de la tempestad?
Si quería mi misión concretar, debía hacerlo, arriesgar, debía luchar, la recompensa superaba todo, pero si fallaba, nunca mas podría el cielo mirar.
Salí, no obstante la luna inquisidora que se tornaba de rojo, a pesar de la tenue lluvia en la que me advertía de un huracán.
No vi pájaros cantar, poner la sombra de un ruiseñor me seguía.
No quiero mas huir, no quiero mas en mentiras nadar.
Me arroje, contra ella, contra la razón que siempre me impide ser feliz.
Corte la telaraña de la duda, ya no sería mas preso de ella.
Justo al salir, la primera prueba debí superar.
Lodo, arena, una trampa mortal.
Serenidad total se requería para así poder pasar, si agitaba mi cuerpo me hundiría, si tranquilo permanecía la adversidad vencería.
Me atrapo por momento, pero la visión de lo que se podría logar me ayudo a quieto estar.
Fantasmas rodean al mundo, quieren meterse en tu interior, convencerte que eres igual a ellos, que debes vagar conforme al viento.
Pero al menos esa noche no estaba muerto, sentía correr algo en mi cuerpo. Sentía una bomba, debía salir, debía mi misión alcanzar.
No era tan difícil, solo era seguir un rastro.
Rosas? No. Azucenas? Tampoco. Girasoles? Tal vez, pero debía recordar que estaba en la penumbra de la noche.
Era un olor exquisito, el olor de la pasión.
Reconocerlo sería el problema. Mis sentidos han estado apagados desde que deje que me gobernaran las reglas del mundo que no quiere más soñadores.
No podía reconocerlo, estaba perdido, pero recordé a la que lo inspiraba.
Afrodita apareció, una visión de la verdadera pasión. Dulce, pero peligrosa, hermosa pero misteriosa, divinidad pero carnal.
La sentí mi cuerpo recorrer, narnias, jazmines, tulipanes, gardenias, alcatraces, todas juntas despidiendo su ternura en mi labios, su suavidad en mi corazón.
Ese era el aroma.
Ojos cerrados, corazón abierto lo seguí, era mejor así, de ese modo los demonios no veía.
Golpes a todo momento, gritos directo del hades, agua de la Estigia inundaba mis ilusiones.
Mi camino constantemente cambiaba, creía estar cerca, cuando algún rayo me alejaba.
Hoy tenía no solo a afrodita de mi lado, sino también a Juno que daba su confianza.
Los dioses siempre se entrometen, hoy lo hicieron conmigo, será que querían que triunfara o solo es parte de su trabajo?
Debía de aprovecharlas y con nuevos bríos con muchos de nuevo luché.
Escondido estaba, tras una fortaleza llena de acertijos, encantamientos, pruebas y uno que otra proeza.
Como derribarla? Tan cerca estaba.
La espada ya no funcionaba y las lanzas en el camino estaban.
No quedó más que la palabra.
Podía derribar esa coraza, con solo un soneto?
No lo sabía, pero fallar no podía.
Recordé el aroma que me trajo hasta ahí, recordé la dulzura del recuerdo de mi diana, visualice el momento que me esperaba.
Cante con mi corazón, con todas las palabras de mi alma anhelaba que triunfara.
Poco a poco se fue quebrando, poco a poco se fue cayendo aquella muralla.
Descubría un cálido aroma, una figura hermosa y un momento delicioso.
Te había visto ya, en la vida real, pero tal vez es que te veía en el mundo real.
Esto va más allá de la realidad. Tu encanto, tu hermosura, tu pasión, tu amor, no debían estar rodeados de tanta amargura y desesperación.
Te observe distinta, abierta, sin temor, sin amarres.
Te liberaste, te ayude a quitarte tu caparazón, solo bastaban algunas palabras, para estuviéramos los dos.
Sin más, sin mundo, sin nadie que observara, nos encontramos tal cual somos.
Tu una simple mortal, yo un simple viajero.
Dos almas se encontraban, solo una prevaleció esa noche.
Me acerqué a ti, decidiste abrirme los brazos, esperarme.
Tu aroma disfrutaba, tu ternura gozaba.
Una noche en la que solo el amor venció.
Una noche en donde el amor se concreto.
Hoy sueño, en esa noche, hoy trato de encerrarme en el recuerdo de tus caricias, de tu piel.
Esa es mi fortaleza, esa es mi armadura contra el mundo que nos persigue.
Hoy daré un paso, daré otro, pero todo será diferente, pues ahora me guío por el perfume que aquella chica me ofrecé.