El frio gélido que soplaba aquella noche, y el silencio dueño de aquellos momentos todo lo disfrazaba de paz. Pero era tan insoportable la presión ,y era ya el momento que no cavia buen pensamiento que atrasara ya su llegar, solo le quedaba Salir, huir, como si fuese una cucaracha, una pequeña, especie de ente, una gota de lluvia, un verso, una lagrima, una obra de arte que no he de ser despreciada jamás por el mirar. Era tarde, y la noche mas obscura que de costumbre, mayo , día domingo, y el tiempo, cambiante como ya de costumbre, su pensar aun no sabía bien que hacía en aquel lugar, y su actuar solo reaccionaba a regañadientes, tontamente, tímidamente. Dicen, que no hay momento más grandioso, explosión más potente, colisión mas garrafal, que el estallido de la vida .Dudo por un instante, pero ya estaba en aquel lugar, no había paso atrás, vio por primera vez la luz, vio por primera vez el amor, el amor que te da una madre…..el calor, la ternura, el toque mágico de la incondicionalidad. Sintió cariño, sintió miedo y sobre todo sintió el amor, el amor que casi jamás falla, ante ese mágico momento, del fin de la gestación. Y descendió, bajo del cielo, como un pequeño regalo, una caja de ternura y calor, el regalo más preciado que te da la vida, el nacimiento, la flor del amor.