Se ha perdido una palabra
sepultada entre las víctimas
acorralada por la desvergüenza
de quienes se esconden
en la cobarde connivencia
para no ofender a sus incondicionales

Se ha perdido una palabra
entre las balas, la masacre y el terror.
Entre soflamas democráticas,
felicitaciones y acomodos,
entre los derechos humanos y el nuevo año

Se ha perdido una palabra
entre los hospitales y los cuerpos
en todos los noticieros y los periódicos.
Una palabra ha sido enterrada
por el atentado terrorista
y fascista del gobierno de Israel.

Se ha perdido una palabra de vida,
una palabra de solidaridad,
una palabra de denuncia,
esa palabra justa que cura,
alimenta y reconforta en la tortura,
en la desesperación y la impotencia.

Se ha perdido una palabra,
una palabra importante, de amor,
una palabra humana,
que nadie pronuncia, ni escribe
y que la Paz no encuentra.


Solidaridad con Palestina