"La vida por mi hijo"...
Diré entonces, que lo que vivimos ayer me produce una sensación semejante a la de un niño cuando recibe algún tesoro leído en los libros, el cual pensaba, estaría muy lejos de sus manos.
Ocho esquina, y con la victoria empezó la partida, caminamos hasta la avenida principal de donde supusimos, cada uno se embarcaría a su respectivo hogar…
Luís fue el primero en irse… Parados en aquella esquina buscamos excusas para continuar reunidos por lo menos un momento más. Decidimos ir a dejar a Vanesa a su casa y emprendimos la caminata que duró aproximadamente unos 35 minutos.
Sentados en la acera del frente intercambiamos algunas ideas y pronto Vanesa entró a su casa con la promesa de un nuevo encuentro.
Habíamos decidido que esa noche sería relativamente tranquila, sólo deseábamos caminar un rato más, así que volvimos en nuestros pasos hacia aquella avenida, de la cual cada uno se despediría y sorprendería con el temprano arribo a quienes esperaban, o ya acostumbrados (como en nuestro caso) dormían.
Entre bromas fuimos caminando, cuando apareció el papá de Sergio con su amigo, y nos invitaron a tomar una cerveza en aquel karaoke, en el cual simultáneamente todos habíamos coincidido.
Sergio nos observó expectante, y nosotras accedimos, pues era cosa de la causalidad. Día anterior habíamos fracasado al ir en busca de su papá para conocerlo y compartir con él. Ahora era la oportunidad, la fortuna había elegido la noche de ayer para que el designio se cumpla.
Ingresamos a aquel lugar en el cual desde el principio nos trataron increíblemente bien. Las personas con las que habíamos llegado eran muy respetadas en aquel lugar y obviamente, así de estimadas.
El trago se sirvió de inmediato junto a algunos bocados y el listado de canciones…
Ninguna de las dos habíamos cantado a no ser con los “Borbotones” o entre nosotras… Y la timidez trataba de escapar no sólo de ambas sino también de Sergio. Al final lo logró…
La charla con aquellas vidas se fue volviendo menos fría y llegó a un nivel de confianza tan alto como humilde… Muy agradable.
Descubrí entonces, que muchas cosas de Sergio se inscribían en la personalidad e inteligencia de su padre. Es claro que había seguido con mucha atención los consejos que este señor nos regalaba. (Un mundo por querer a su hijo, mundo innecesario para algo tan natural; pero sencillamente agradecido).
Se dijeron cosas obvias, como cosas de fundamental esencia. Se hicieron amistades iniciadas en una causa común: El cariño hacia quien esa noche nos había reunido.
Olvidé comentar que dentro de la calidez, bondad y anormalidad (en una denotación subjetiva de este grupo), existía bastante historia… Eran personas de peso y temidas.
Todos cantamos y yo conseguí en la amistad de uno de ellos, la protección jurada de a lo que él denominó “hulligan”.
Fue entonces, en medio de una charla bastante emotiva y sincera que apareció este personaje, del cual ni siquiera recuerdo el nombre, aunque en realidad poco es lo que recuerdo de él. Quizás porque no observé tanto su fisonomía o su nominación, como su presencia. Quizás la leyenda que brotó en eso momento logro postrar mi atención en aquel detalle.
Saludó de mano y beso. Guido el papá de Sergio me dijo: “Listo, ya llegó el padrino, ahora sí”
Los del lugar lo saludaron por micrófono y agradecieron su presencia, enseguida más Whisky abordó nuestra mesa y el micrófono quedó prisionero, en aquellas manos grandes y de apariencia fuerte y trabajadora, que no pude dejar de mirar durante algunos segundos.
Su voz, el maestro hizo una buena labor. Su quinética reflejaba bastante seguridad y respeto.
Miré un segundo sus ojos, vaya dureza, pero al mismo tiempo bondad, supe por Guido que había sufrido mucho y supuse que eso lo había endurecido y sesgado en actividades que lo habían colocado en aquella posición de poder tan amada y respetada como temida, sin que estas acciones se contradigan.
Cuando canté con él sentí mucho amor por la vida como algunos detalles que me quedarán como incógnita y silencio.
La noche se hizo corta y las tres personas que habíamos conocido eran demasiado interesantes.
Con la promesa de visitar a Guido, nos retiramos del lugar. Sergio nos llevó a casa. Una de las mejores noches que pasamos juntos.
“Un beso significa menos de lo que en realidad es”
Esa noche habíamos conocido a una trilogía cercana de lo que en parte proyecta “El padrino”
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