Del crepúsculo a tu muerte hay un solo paso…de mi amor a tu rechazo queda un sendero de amargura que persigo guiándome al latir de tu corazón y acompasando cada paso con tu respiración…no hay luz al final porque al toparme con tus ojos no hay reflejo que de consuelo a esta alma que perece con cada palabra, y es eso mi eterna condena.
Persiguiendo cada paso tuyo se agota mi existir, y para liberar de ese tormento a mi dolido corazón pretendo acabar con el culpable…
Infinidad de lunas en vela, contemplando lo doloroso de mis pensamientos, tomando el valor suficiente para terminar con mi pesadilla, mi dulce agonía, mi lamentable razón de existir, tú…simplemente tú.
Divina condena, que tu alma no me culpe por librarme de tu insolencia, de llevarte a las puertas del sublime descanso…pero no puedo explicarte lo sucedido la noche anterior; la tranquilidad de mi corazón a pesar de estar a tu lado, la frialdad de mis venas y la precisión de mis manos que al tomar cual delicado tallo de rosa tu cuello logré sin siquiera temblar robarte un ronco suspiro, una primera y última mirada que fue sólo para mi…y que guardaré celosamente hasta el fin de mi pena. Créeme que sentí un dolor inmenso al ver desmadejado tu cuerpo desalmado sobre el marmolado piso, pero no pude aceptar tu infame crueldad hacia un ángel desterrado que creía y vivía de tu maldita clemencia, que mendigaba una aunque fuera hipócrita sonrisa pero que siempre conseguía una irónica respuesta con matices de aguda inclemencia.
Al tenerte entre mis brazos sin reclamos ni rechazos creí haber hecho lo correcto pero al comprender que ya no existías solo pude dejar que el mar y la luna se llevaran consigo nuestro secreto…ahora eres mi cómplice eternamente.
Quizá el demonio que habita en mis pesares me libere alguna vez puesto que en lugar de acabar con mi calvario aumento mi agonía y una vez más a causa tuya. Ni en la amarga soledad del lecho de sepultura hallaré descanso porque fui tu verdugo, tu tormento y tu final…mi terriblemente odiada pero incondicionalmente preciada dulce agonía.

M.R.C.