Palestina
Tierra mestiza, valiente.
poblada de historia, de hambre
de justicia y dignidad,
de olivos… ¡aceitunas de verdad!
Tierra virgen de esperanzas,
tierra madre, austera e hidalga
donde Mahoma y Jesús
fundieron una alianza de paz
en nombre de Dios y su profeta
Abraham. Madre tierra, donde el pueblo
palestino riega con sangre inocente
la verdad de la verdad, que nadie puede negar.
Tierra donde se originó la ambición,
donde el clamor de justicia hizo llanto,
donde el poder del diablo hizo cetro,
donde se confundió la palabra de vida, con muerte.
Lugar humilde, de escasa agua y recursos,
de agricultura pobre y pan ácimo
de fratricidas guerras; porque así es la historia
del mundo; y el mundo es siempre la misma historia:
matar la vida, la naturaleza, silenciar la palabra y
las esperanzas del hombre, la convivencia, la paz.
Palestina, tierra yerma y solitaria
¿Por qué matan a tus hijos y con ellos la esperanza?
¿Por qué los siglos te entregan al desamparo?
Pueblo ancestral y noble que trabajas la tierra,
para sacar de sus entrañas el tesoro del alimento,
el maná que sólo brota con el sudor de la frente.
Que no fuiste a buscar fortunas ajenas a tu propia tierra.
Pueblo palestino fiel y conformista, que reza
cultivando su jardín para que llueva, que ama a sus mujeres,
y llora a sus hijos cuando mueren. Pueblo grande,
de patria chica y casas de adobe, de milenaria historia
y hermosas flores.
Palestina, burbujas de sangre, tierra cautiva, holocausto
de quien teniéndolo todo, al masacrarte,
demuestra que no tiene nada.
Yo también soy palestina, Israel,
como rehén de dolor, toma mi corazón
con la ciudad de Gaza.
¡Y que acabe el exterminio!
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