Precioso Querube
En una mañana de verano, Lourdes recibió una noticia que no ansiaba; su esposo le confirmó: ¡es positivo, estamos embarazados!, con una sonrisa pícara en su rostro, que denotaba alegría, pues, éste era su segundo hijo tan anhelado.
Para ella, no fue así; se quedó inmóvil, sólo lágrimas brotaban de sus ojos; sintió un profundo miedo y pensaba en las implicaciones que éste acontecimiento traería a sus vidas: en su pequeño hijo Francisco, en la estabilidad económica de la familia; en tantas cosas, a lo mejor absurdas, pero que la hacían llorar sin consuelo.
Al pasar los días y con la ayuda de Higinio, su amado esposo, fue aceptando y amando esa realidad que crecía y se anidaba en su interior; por su parte, el pequeño Francisco, también aportaba ilusiones, describiendo como podría ser su hermanita.
Está seguridad de llamarla hermanita, calificándola como mujer, se la había dado su papá, ya que Higinio, decía: “es hembra no lo duden, yo la hice”, y se reía con esa picardía que lo caracterizaba.
Un día inesperado, Lourdes sintió un dolor agudo y penetrante en su vientre, obligándola a acudir de inmediato al galeno especialista quien sin mucho interés, le recetó un tratamiento, pero sin tener un resultado favorable, debía practicarle de emergencia el curetaje.
Ella, que ahora si amaba al ser que crecía en sus entrañas, abrazaba su cuerpo como tratando de evitar su partida, pero ya era demasiado tarde; las cartas estaban echadas, su amada Amanda, ya había partido a su encuentro con su Padre Celeste; pasando a ser un precioso querube, que los custodiaría y protegería desde el cielo. Un cielo de querubes.
Un año más tarde, Higinio plasmó en un retrato a su amada Amanda Lucía, en forma de Ángel, específicamente, en un Querubín; él aseguraba que ella sería su guardiana celestial. Entre tanto, Francisco, mostraba con mucho orgullo la pintura a cuanta persona visitaba su hogar y decía: ella es Amanda, mi hermanita, no nació porque Papá Dios se la llevó al cielo para que nos cuidara, yo en ocasiones, juego con ella en mis sueños.
Amanda Lucía, a pesar del poco tiempo que permaneció entre ellos, llegó a ser amada intensamente, siendo la luz que en medio de tanta oscuridad iluminó sus vidas.
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