Eran las diez con cuarenta y cinco de la noche. Fumaba mi cigarro apaciblemente en el corredor del meson, de esos que tiene mil goteras, un puñado de cuartos oscuros y mal olientes, pero muy baratos.

Era un mal tabaco, del mas ordinario, pero no tenia dinero para algo mas. Asi que lo saboreaba, como si fuera un habano de Cuba, de los de lujo. Aspiro el humo, lo devuelvo...veneno para los pulmones.

Veia como Rita se peinaba. Con un peine negro, viejo, gastado, pasaba lentamente los dientes del cepillo en su melena negra, larga. Una, dos, tres veces el mismo mechon.

Me hipnotiza su cabello negro. No puedo bajar la vista. Me siento un miron, espiandola desde mi esquina a la ventana de su cuarto, que esta al ras del suelo. El marco de su ventana esta oxidado, las grietas de la pared tienen manchas de humedad, de suciedad.

La rodea la pobreza, su inconfundible mal olor, a podrido, aguas mal servidas, a estiercol. La miseria tiene un olor muy peculiar.

Bajo la mirada por unos momentos, tiro el pitillo que sobra de mi cigarro ordinario. Veo el cielo, las estrellas. Suspiro, mientras vuelvo insolente a ver a Rita que se ha cambiado a otro mechon de pelo, para martirizarlo con la jalonera del peine. Dios...que mujer.

Son las once ya. Camino por el suelo, sucio, el piso resquebrajado. Entro al cuartucho por el que pago quince pesos mensuales. Un par de cucarachas son mis compañeras inseparables, tambien los zancudos, que no perdonan mi sangre.

Y pienso de nuevo en Rita. No me la puedo quitar de la mente, con sus quince años, tan joven, tan bonita, parece que fuera inmune a todo esto. Como que la pobreza no la tocara. Su cutis es suave, moreno, su cuerpo delicioso, sus manos no estan maltratadas por los oficios de la vida.

Su mama, de tanto que trabaja se ha vuelto flaca, palida y triste. Ha decidido que su hija tenga lo mejor, que no se mezcle con esta gentusa.

La vieja esta loca, se le oye comentar a todas voces, con quien le quiera prestar algo de atencion que Rita se dedica solo a la escuela, que la esta educando para señorita.

Pobre mujer, se mata trabajando, con una ilucion tan futil, ver a su hija casada con algun señorito. Como que no sabe que un dia vendra un cabron -quiza yo-, y de un tris le destrozamos los sueños, de una cojida destruimos sus aspiraciones de la vida.

Con un par de mentiras, babosadas infantiles que ese tipo de muchachas quieren oir, las convencemos de que hagan todo lo que queremos.

Quien sabe. A lo mejor esta sea diferente. Quien sabe, a lo mejor me la conquisto, la vuelvo mi mujer y la respeto. Pero no soy un señorito, su mama se opondria, pero por amor derrotariamos todas las dificultades de la vida...Nooo. Si que me he vuelto loco. Quien se quiere formalizar con una muichacha de un meson?. Rita...maldito cigarro, la fumada me ha vuelto soñador.