¿Has notado que cuando se te hace la pregunta "por qué haces tal o cual cosa" y dices "no sé", te dicen que "sí sabes" forzando una respuesta pseudos profunda de causas y consecuencias como: "es que cuando niño..." o "es que me siento...", y así suma y sigue?

Por ejemplo, a mí, siempre me preguntan por qué llego tarde. Y claro, no me están pidiendo la explicación de la causa precisa que resultó en ese llegar tarde, que sería algo así como “me he quedado dormida” o “el bus se retrasó”, porque lo que en verdad buscan es que yo diga que "estoy desmotivada" o que "busco llamar la atención" o incluso que tengo algún tipo de trauma de la niñez... y al fin de cuentas, nadie está dispuesto a escuchar lo que verdaderamente es: que no tengo ningún sentido de la puntualidad, porque en mi experiencia he visto que no sirve, que es una mentira (porque al menos en esta cultura, todo empieza 5 minutos después de la hora prevista... y nunca son 5 minutos después, sino que llegan a ser hasta media hora o más).

En definitiva, cuestiones como esta ocurren todos los días. Gente que cree hacer preguntas profundas para que lleguemos a dar con respuestas profundas que no son más que profundidades preestablecidas, acordadas por un consenso sobre lo "políticamente correcto" sobre lo "correctamente profundo".

Y si dijera: "llego tarde porque me importa un carajo que me estés esperando, porque no te respeto en lo absoluto", entonces se diría que estoy mal, que estoy desorientada, que tengo algún tipo de problema o que estoy amargada. Me dirían que necesito un psicólogo o algún especialista con terapias alternativas para ayudarme a ver la luz. Y mientras todos se vuelcan sobre esas exageradas soluciones, todos hacen la vista gorda sobre el hecho de que el motivo por el cual todos (los que lo hacen) llegan tarde, es exactamente por este único y real motivo. Claro que la franqueza es siempre considerada la invitada de piedra.

Esto me hace pensar que desde muy pequeños se nos hace evitar la responsabilidad de nuestros actos o de lo que sentimos, buscándonos historias para justificar lo que somos. Y estas historias, según el nivel de "profundidad" que alcanzan, indican qué tan políticamente correctos hemos aprendido a ser, cuánta capacidad de encajar en la sociedad tenemos y en definitiva cuán hipócritas podemos llegar a ser.

Lo cierto es que vivimos en un deber ser irresponsable, que no acoge en absoluto la verdad que nos acomete, y que nos señala cómo el engañar a otros es posible sólo si nos engañamos a nosotros mismos.

¿¿Y a todo ello le llaman "autoconocimiento"??



Habrase visto!!!!