El sonido de las máquinas laten de corazón, siguen anunciando que él continúa vivo, con una mano entreabierta sigue recibiendo vida, con la otra, se aferra a ella...
los que se pasean en los pasillos rodeados de temor y frío se confiesan sólo con su corazón que esperar es estar detenido aguardando por algo que no se quiere ver... no están allí con la esperanza ferviente de que ahora él se aferra con ambas manos, por ese instinto pesimista tal vez, o quizá porque estar tan alejados de Dios no les hace merecer una bendición tan grande; tampoco están allí, con la intención de que les digan, alguien que no conocen, que la incansable alma decidió ir a dormir... quieren algo, y saben que los ata un hilo cosido con dos puntadas; la voluntad de Dios y su amor...
¡y cuántas veces han dejado algo a medio hacer! Esas veces que no quisieron levantarse porque hacía frío, que no fueron a la inauguración de un sueño porque no se parecía a los de ellos... y no es un castigo, es abrir los ojos con el mismo deseo que tienen de que él, abra sus brazos a la vida, sin importar lo que pase, decirle como sea, que siga luchando por estar con ellos, que queda tanto por vivir, para qué irse si aún no se acaba nada, negarse a otro año nuevo, a un amor que viene o que va, contar los árboles cafés y los tercos que permanecen verdes, todo un mundo que pasa, se cruza frente a sus ojos, y parece haber tanto tiempo para disfrutarlo después que pase este dolor....
el médico se acerca desde la sala con cara de profesional...
- él seguirá luchando... |