Aquella mañana Juan se levantó con el firme propósito de decirle la verdad....
pero de pronto en su alma se le atropellaron dos preguntas, ¿qué verdad? ¿ a quién ?.....

A quién quería él decirle algo....

a Eva o a María.

Eva es dulce, como una flor, así como una flor se mueve, crece con ellas....
es fuerte, clara y muy activa, Juan la ama, porque es el castillo donde él vive, es el jardín donde siembra sus plantas, es la mano que le tiende cada noche en la casa.

María es linda, agradable, inteligente, viváz, llena de ganas de vivir nuevas experiencias diferentes, se mueve como las hojas con el viento. Es frágil y muy enamorada. Él la quiere....

Ambas son románticas, y sus vidas sin saberlo, están transitando caminos estrechos y paralelos.
Dividiendo el corazon enamorado de Juan...

Pero esa mañana, él tuvo el deseo de terminar y tomar una decisión....porque la vida es un constante decidir y a veces tenemos que seguir por un camino y dejar otros....
Juan quiso tomar el camino de Eva, porque sus manos sostiene ladrillos de amor, de consistencia , de ternura, de recuerdos felices.
Esa mañana él tomó la firme determinación de destruir el camino de María, dejar que su recuerdo vuele con el viento como las hojas caidas en otoño...simplemente, como una pluma dejada al azar....