Hoy no puedo escribir, y no es que no quiera, no es que no haya ganas; simple y tontamente no puedo… Es absurdo y totalmente impredecible el como cambiarán las cosas, el como cambio para mi -¿cambio?- : me recuerdo a mí mismo escribiendo para amores utópicos, a musas imaginarias, inexistentes; bueno si existían, pero, sólo yo lo sabía; ellas por su parte seguían caminando, algunas corriendo, sobre sus caminos, sobre caminos a los cuales simplemente me asomaba, así que estos permanecían inmutables, inalterados. Al final creo que la soledad, esa que aun avizoro algunas mañanas, me limitaba a eso, a ser sólo un fisgón. La verdad es que tenía miedo que me hicieran daño –no me gusta caer- pero ahora creo que esa actitud era la más nociva, incluso llegó a convertirse en un trauma (como me lo hizo notar un buen amigo). Sumado a todo eso estaba el fracaso de relaciones pasadas, relaciones unilaterales con mujeres que llegue a querer demasiado –¿notaron que dije “relaciones unilaterales”?-.
En fin, ese podría ser un muy comprimido resumen de sentimientos y eventos que me empujaban a escribir, casi semanal. Adoro escribir y en ese entonces suplía la carencia de una compañera con historias; con historias que mi mente recopilaba de mí día a día, casi todas hibridaciones de ese mi contexto con pasajes ficticios; digámosle un perfeccionamiento, amoldamiento de mi rutina para que al final me sirva de alcaloide y poder levantarme todas las mañanas siniestrado una vez mas en mi pseudorealidad, donde era pseudofeliz, ese mi pequeño y escondido rincón en el que yo era un pseudodios, mi propio pseudodios.
En estos días han sucedido muchas cosas y no es que ya no sea el mismo, no es que haya cambiado (las personas no cambian, aprenden a vivir sus vidas), sólo es que nose como escribir para ti, sabes, antes escribía sólo para mi, mis motivaciones no eran mas que hologramas fugaces creados por mi imaginación, y ahora que tengo la convicción de que tu existes y de que yo existo para ti, se me hace un mundo coger un lápiz y un papel para tratar de plasmar toda esta alegría que siento, todo este alborozo que creas en mi. Cada día que pasa, cada segundo, cada instante que no puedo acariciarte se hace eterno, pienso en ti y busco las estrellas para poder contemplarte infinita como el firmamento. Te amo, gracias por aceptar ser mi compañera; y discúlpame por no poder escribir, pero sé, estoy convencido, de que cada frase mía la escucharas como si yo te las estaría murmurando.
Hoy no quiero escribir, quiero amarte.
Completamente para ti: R.L.E.H.
Kappa.
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