Primero la imagen
Que linda está Rocío al natural, andando en albornoz por los rincones de la casa, su piel parece cada vez más joven y suave, que bien le queda el pelo aún mojado por la ducha. Está en ascuas, va a pasar la noche con sus migas, se viste rapidamente y se pone maquillaje aunque no lo necesita. Rocío está a punto de salir, se mira al espejo y lo que ve no le gusta.
- No puedo salir así -piensa la chica mientras sigue mirándose-
- el traje me queda fatal, el pelo es un desastre y el maquillaje tampoco me gusta, así no estaría a la altura de mis amigas.
Decide tomar remedio, primero provándose todos sus trajes y ropa que tiene, luego planchándose el pelo una media hora y al final poniéndose y quitándose el maquillaje hasta que no se vea mucho mejor.
Ahora Rocío está satisfecha, ha tirado a la mierda más de dos horas de su vida como de costumbre, pero ahora puede salir convencida de quedar bien con los chicos. Que dichosa está del éxito de su trabajo.
Cuanto ganaría Rocío, si no diera tanta importancia a la apariencia, si más valor diera a sus pensamientos, que buen fin tendría su cuerpo, hermoso traje por su alma.
Dijo un sabio: si vas a poner a un burro,
la mejor vestimienta que quieras, para que sea
una espléndida atracción, puede que llegue a
parecer el más precioso animal del mundo,
pero aunque así parezca, nunca será más que un burro.
_(Simone)_
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