Al comienzo es un beso, se acercan mucho y se sienten el cuerpo, se abrazan, penetran sus lenguas en el otro. Con familiaridad, sin miedos, todo lo conocen, no hay sorpresa. Esto es todo lo que hay hasta que suben un escalón.
Le empuja contra la pared, ella muerde su cuello y marca sus colmillos en él de manera traviesa, sonríen y se miran el uno al otro, saben como quitar esa ropa y saben como hacerlo en poco tiempo.
Un poco torpes tropiezan con un escalón y quedan de nuevo contra la pared. Ríen y se miran con cuidado, sin saber a ciencia cierta que deben hacer ahora que pueden besarse libremente.
Él besa su mejilla, posa sus labios sobre los suyos silenciosamente, los retira un poco y recobra el aliento para besar su otra mejilla de la misma forma, puede notar lo curiosa que ella está cuando el deja salir su lengua puntiaguda y la hace vibrar contra su labio inferior.
Cambian de posición al subir otro escalón, ella aguanta la respiración y evita gritar mientras sus manos tocan su pecho. Siente sus besos en el cuello, con cada beso sube un poco más para alcanzar su oreja, con cada beso sus dedos bajan un poco más para alcanzar su...
Otro escalón y están a punto de caer uno hacia el otro, ella lo abraza y aprieta hasta que puede escuchar como late su corazón, lo huele y se intoxica un poco al sentir el sabor de su cuerpo sudoroso. Estruja su cuerpo contra él y le dice todo lo que imagina que puede ser, lo que espera que pueda suceder.
Con cada escalón se van acomodando la ropa, escuchan ruidos y sienten miedo, pero el miedo se desvanece tan rápido como sus cuerpos se lo permiten, se miran, se tocan, se besan y se muerden, huelen sus cuellos, hablan en susurros y se ríen, con todo placer, nerviosos y ansiosos.
Suben juntos unos cuantos escalones, riendo, cual niños traviesos y se detienen en la mitad de la escalera a hablar de todo eso que no deberían estar haciendo. Se ponen un poco serios. Ella no sabe que decir.
Ella lo empuja contra la pared y levanta su camisa, mira de reojo para estar segura que están solos, muerde su abdomen, baja un poco su pantalón para acomodar su pene que está firme y en una extraña posición.
Él sube otro escalón mientras ella besa la cabeza de su pene con cuidado y cariño, sube al escalón donde está él y le besa el pecho, agarra sus brazos, muerde un pezón con fuerza y él se encuentra en un estado de excitación casi insoportable.
Ella sube un par de escalones y él agarra sus caderas con las dos manos, levanta la blusa y la lame desde la parte baja de su espalda hasta llegar a su cuello, sin detenerse ni por un momento, pero muy lentamente. Ella se muerde sus manos y cierra los ojos con fuerza hasta que siente como su pene roza con sus nalgas. Gime suavemente y siente como su lengua apenas le toca el borde de la oreja. Respira profundamente y siente un espasmo al escuchar que dice su nombre al oído.
Suben un par de escalones y él la mira anhelando algo más, sonríe, habla y se acerca a su cuerpo, la abraza y piensa en lo que puede ser.
Faltando 3 escalones para llegar ella se emociona al escuchar lo que él le dice al oído. Se detiene y lo mira a los ojos, insistiendo, diciendo que es imposible, que no puede hacer lo que quiera.
Cuando ella sube al último escalón le pregunta:
¿Por qué no?
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