Ella se llamaba Flor, solo eso importa, podría mencionar su edad o su ocupación, pero, simplemente me limitare a decir que se llamaba flor.
La calle era tan solitaria esa tarde… y sentía que veía pasar una y otra vez a los mismos transeúntes. De pronto, paso por ese lugar donde las galletas pierden completamente su esencia alimenticia. Mirando a través del vidrio, sentía la calidez de un viento de verano, cuando derepente veía a la malhechora tomar a esa pobre galleta por los extremos y..
-¡crack!-.Sacaba el mensaje en su interior y dejaba lo que quedaba de la galleta tirado sobre la mesa.
¡Crack!? Si, alguna similitud podía hallarle, si, cuando estaba por un camino de felicidad y regocijo ahí la vida decía ¡crack! y entonces le mostraba su suerte. Hoy sentía como si, de un momento a otro, caminara por una calle de galletas de la suerte, escuchando como las rompe al pasar, ¡crack!, ¡crak! ¡crak!.
Era el camino guiándola por todas partes, con una infinidad de mensajes alertándola, ya no oía sus pasos, ni su respiración, sólo los ¡crack! de el desastre que estaba dejando al pasar.
Pero en fin, ella se llamaba Flor y eso era lo importante, aunque varias veces sentía el ¡crack! y lo esquivaba.
A veces deseaba ser como esa galleta poder romperse a si misma, y luego de un ¡crak!, saber que traía a este mundo.
Había caminado tanto pensando en esas entupidas galletas, que ya no sabia par que era el dinero en sus manos, claro está que no era para galletas, y mucho menos para ¡craks!. Quizás volviendo a casa recordaría, ahora lo importante era que ella se llamaba Flor
¡Crack! Sintió ahora. A segundos de estar cubierta por esas cositas que llevaban su nombre, entendía para qué era el dinero.
Sólo le pidió un ultimo favor a su delirio, escuchar el sonido que era lo único que había hecho sentido en su vida, su ultimo crack! |