EL PASADO

Allí estaba, sentada en aquella mesa frente a él. Hacía tanto tiempo que apenas hablaban. No sabía qué le ocurría a ese hombre, por qué había cambiado tanto. Fuera el sol resplandecía, pero en su interior todo era oscuridad.
Mientras la costura dormía entre sus manos, sin avanzar un ápice, la mirada de su compañero se perdía en el infinito, parecía buscar aquellas montañas en las que pasó su juventud, hasta que la conoció. Aún siente vergüenza cuando recuerda cómo se encontraron. La vida le había hecho seguir ese camino. No, no quiere siquiera que una brizna de aquellos días se cuele en su memoria. Sólo él, su fortaleza, su ternura, su comprensión. Y ahora…
Vuelve a mirarlo de reojo. Ve su silueta reflejada en el cristal. A lo lejos el mar, compañero de los últimos años. Cuántas veces los había comparado, la misma fuerza, el mismo vigor. Su hombre y el mar, ambos han sido su refugio durante todo este tiempo, desde que cometiese la insensatez que la llevó a … No, no quiere ni acordarse. Con un dedo retira el cabello de su frente, aunque lo que realmente quiere ahuyentar es ese pensamiento, la pesadilla que últimamente puebla sus sueños, sus días y sus noches, que le corroe el cerebro y se pega a su piel como la humedad de la playa. Tal vez por eso las ventanas permanecen cerradas día y noche, para que la humedad no entre, no avance como un monstruo, invadiéndolo todo. Como el sueño, como el recuerdo.
¿Por qué ha vuelto? ¿También lo siente él? ¿Qué ha convertido a ese hombre antes fuerte y protector en un viejo prematuro, en un cuerpo sin alma? ¿Qué piensa mientras su mirada vaga más allá del mar, su cara se contrae y su puño se cierra, mudo pero con furia sobre la mesa? Si alguna vez la mira, sus ojos ya no reflejan amor o protección, sólo asco, rabia, impotencia, ¿o sólo es su imaginación? Entonces, por qué se ha vuelto invisible para él. La sombra, otra vez esa sombra que lo cubre todo, que los envuelve como un manto viscoso calando hasta su alma.
La cabeza le va a estallar, aguanta las lágrimas a punto de escapar, no quiere que él la vea llorar sin motivo, ¿sin motivo? Vuelve a la costura, el sol ya no resplandece, hace tanto que …, siente frío. Ya no tiene fuerzas para seguir intentándolo, su único anhelo es descansar, tal vez …


Autor del texto: m_a_g_d_a2000 2° LUGAR.