¡Te lo dije! Te lo dije Francisco, pero no hacías caso. Me contestabas que estaba loco. Que eran ocurrencias. ¿Y ahora qué vas a hacer? ¿Quedarte callado y reconocer tu equivocación? Aun suenan tus palabras:¡Eres un niño! ¡No sabes nada! Reías y cuando te preguntaba:¿por qué tanta risa?, más te brotaba la carcajada y después ya no respondías . Recuerdo que mi cabeza iba de un lado a otro.
Para ti, Julián era tu mejor amigo. Ninguno de nosotros lo conocía, pero nos dimos cuenta de su presencia porque empezaste a nombrarlo y después cuando te preguntábamos ¿a dónde vas? —Voy a ver a Julián. —nos decías.
Y ahora que ya no quieres ir con Julián, ¡ahora! te llevan a fuerza. —Ya no te resistas, son muchos—. Mejor hazte a la idea de que verás a Julián. Pero puedes irte sin pendiente. ¡Ya no haces falta!, pues desde algún tiempo no contábamos contigo. Es mamá, quién siempre pregunta: ¿y dónde está Francisco? ¿ lo han visto?, le diremos que fuiste a la frontera, a buscar trabajo. Te aseguro que sufrirá menos. Aunque nosotros sabemos que estarás con Julián.