Donde mueren los sueños de quienes regalan los besos. Donde se ocultan los cuerpos del silencio de otros.
Donde la pena es tan grande que no alcanzan los ojos, y todo se evapora como si nunca hubiese sido.
Sonreirle a la cara del tiempo, encriptar los sonidos que manan del pecho. Esconder las falencias de la mentira que somos.
Olvidarse del cielo cuando se crea correcto. Reivindicar los maltratos de la mirada de otros.
Desmenuzar eternidades, para abrazar perfumes añejos. Lavarse la cara con lágrimas secas.
Acariciar a escondidas las sobras de lo que fuimos un día. Menospreciar el impuro respirar de las manos.
Embriagarse de sombras que nos devuelvan el tiempo. Evadir la sentencia de nuestro estéril flagelo.
Conversar con el espejo acerca del mundo. Nada importa, le diremos. Mañana será otro día.
Texto agregado el 12-05-2004, y leído por 251
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