Él. Profundamente él. Él cada noche la arropa con su sonrisa, con su mirada, con las caricias del pasado y la besa, pero.....
Cuando despierta todo es distinto, todo es diferente, nunca esta a su lado, nunca junto a ella. Tras casi un mes sin verlo, sin tocarlo, apenas con contactos fortuitos de mensajes escritos, sigue apareciendo en sus sueños, en sus momentos tristes y en sus momentos alegres. Lo echa de menos, pero no lo extraña, lo desea y se aleja para no sufrir, para no hacerse daño, pero al mismo tiempo está esperando un solo susurro, un gesto para estar a su lado, para adentrarse en su vida, sentirse suya de nuevo. Le ve y se esconde. Lo sigue y lo encuentra. En este momento es cuando demuestra su cobardía, le habla temblorosa y fría, con su mirada en el suelo.
Desea sus besos, tocar sus labios y acariciar su fina piel,
Cada día se aleja más, él y ella cada día se convierten en extraños.
Quisiera ser amada, quisiera ser amada por aquel caballero de sus sueños, por aquel que una noche fue suyo.
Te olvida, pero en el olvido eres mas fuerte. Te aleja de su vida pero conserva tu esencia, tu perfume en su cuerpo.
Te ama y te olvida.
Te olvida y te ama.
Cada noche te recuerda un poco más y te olvida un poco menos. Lo sabe pero no lo evita.
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