Se sentaron y se miraron, habían pasado los años, terceros y muchas cosas más que los dos al saludarse creyeron saber sin tener la certeza, pero sin embargo todo eso les era ajeno y no importaba. Él tenía realmente ganas de tener sexo con ella y nada más, pero ella quería comprobar que ya no lo amaba más. Eso basto para que los dos fueron al hotel mas cercano e hicieran ¿el amor?, ¿eso era amor realmente? ; No, eso no fue lo que sucedió en esa habitación fría y húmeda y desierta y solitaria, ambos los sabían estaban solos, todos estamos solos ¿no?
Ella se fue sin más y él al verla ir lo comprendió y al escuchar el ruido de los tacones al abandonar la habitación pensó que era el ruido del despertador que le anunciaba que otro día mas lo esperaba para seguir en ésta jaula de locos que es la vida con sus horarios, trabajos, hijos, casas grandes, reputación y tantas otras estupideces mas.
Desnudo en la cama mirando hacia el techo encendió un cigarrillo y se rió de todo, pero su risa disfrazaba cierta nostalgia y pensó para sus adentros como cambian las personas con el tiempo. Pero cual es el papel del tiempo, no es acaso el espectador de nuestros cambios, el que todo lo ve pero nunca lo vemos y ahí está en la habitación del hotel como testigo mudo, está acá mientras escribo esto.
Es solo otra pensó y mientras escuchaba el ruido que venia de afuera, las bocinas, televisores y autos contaminantes se quedo dormido.
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