I
Nos miramos fijamente,
el viento acariciaba nuestra faz, mientras nuestros pasos no seguían un rumbo fijo,
agradable resultó tocar nuevamente su mano entre mi mano,
mirar mis ojos en los suyos,
caminar con la tenue luz en nuestra frente,
caminar, caminar sin saber que…
Existía algo que no quería pronunciar,
quería seguir disfrutando de tu aroma, de tu aliento,
soñar que sucedería algo… ¡Desearlo!
Esperar con ansia el roce de tus tiernos labios,
admitir que existes y eres tangible,
desearte, sentirte y enloquecer ante tu cercanía.
Olvidar el dolor por un momento,
pensar soñando en un nuevo encuentro.
II
Al cielo grité mi dolor,
buscando consuelo infinito,
desgarrando mí alma gritaba,
encarnada la locura torturaba mi ser.
Señor no olvides a tu siervo,
escucha mi llanto… Mitiga mi dolor.
Hágase tu obra, hoy envía a tus ángeles,
envía a Miguel a que derrote,
a Rafael a que le aconseje,
no permitas que las frías garras del dolor aniquilen mi alma.
III
Cultivo en mi corazón coraza, un pequeño hueco negro,
en el cual desde hace tiempo,
filtro angustias, llanto y miedo.
Le explico a cada momento lo inseguro de tu encuentro,
en verdad que le suplico por no entregarse y que te olvide en un momento.
Más mi corazón coraza… No pierde el intento,
arriesga todo, lo da todo, sueña con todo,
y aunque lo hieran, sigue en su sueño.
¡Pobre de mi corazón coraza!...
Pues en cada batalla, cual valiente general, lo hieren sin cesar.
Mutilado, aun busca ganar…
ya no quiere sufrir,
ahora quiere olvidar.
Cultivo en mi corazón coraza… Un pequeño hueco negro,
para tratar de olvidar el amor que ofrezco y anhelo.
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