Debo advertirte algo respecto a la forma en que duermo; ronco como un condenado (si es que los condenados pueden en realidad dormir, sabiendo que están condenados), me tiro gases todo el momento y, por si fuera poco, me las doy de karateca en los sueños, así que tienes grandes probabilidades de salir golpeada… Ah… ¿no quieres dormir conmigo? Bueno, entonces, ¿qué quieres?
Porque debo decirte que esta semana ha sido de la puta madre, estoy hecho un pedazo de nervios, con mi jefe que me gritoneó frente a mis compañeros de trabajo, solo porque llegué tarde media hora al trabajo… Claro que no fue la primera vez, que es esta mierda, ¿acaso un interrogatorio? Porque no traes tu saco de detective y me pones un farol en la cara mejor si me quieres hacer tantas preguntas… Bueno, en fin, me cuesta caminar de tan hinchadas que tengo las pelotas, así que por favor, ni se te ocurra ponerte cariñosa, mira que no estoy de ánimos para coger… ¿Cómo? ¿Tampoco quieres coger? Mmmm, eso es una novedad… ¿y entonces?
Mira, yo se que recién nos estamos conociendo, pero creo que es bueno decir las cosas como son, sin anestesia para que sepas con la chichita que te estás metiendo… ¿o curando?, no me recuerdo bien el dicho, pero en fin, esa es la idea… Yo no soy de los huevones románticos, que compran flores, ni que escriben poesías, ni tampoco le pongo nombres zalameros a mis parejas como bombón o cosita o gorda, no, no, no, no, no, eso no es para mí. Tampoco me gusta eso de andar de la mano para todos lados en la calle, ¿cuál en la necesidad de tanto toqueteo? ¿Qué acaso piensan que se van a perder? Si no son cabras chicas…
Puta la grande, me tienes desconcertado, no sé qué mierda quieres, ¿por qué no me lo dices de una vez? Ah… me querías decir que me quieres… Pucha, yo también te quiero corazoncito…
|