Llega la noche y te sumerges en los extraños senderos del sueño.
El viaje es como siempre incoherente. Imágenes bidimensionales se proyectan como en una enorme pantalla de alguna despoblada sala de cine.
Calles, paisajes, edificios y rostros se suceden en un orden sin sentido lógico. Induces palabras salidas desde algún paisaje o de alguna calle o de algún rostro que habla sin hablar.

La realidad en los sueños…es irreal.

En el camino, una fuerza poderosa te hace detener. Unas manos inexistentes acarician tu cuerpo con una suavidad estremecedora y una boca de gruesos labios se posa en tu pecho experimentando el calor sofocante del deseo en ti.
Tu cuerpo yaciente despierta al placer mientras tu mente sigue sumergida en el mundo de las fantasías.
Aquella boca salida desde una imagen surrealista comienza a tener textura y lentamente se empieza a desplazar por todo tu cuerpo impregnando en el un fluido tibio que humedece cada rincón.
Invadido por aquel sentir que te eriza la piel, todo tu ser reacciona involuntariamente al estimulo que tu propia mente ha recreado en las profundidades de una dimensión inventada, y aquella boca de sueños…te besa suavemente… entreabriéndose para robar de ti todo tu sabor.
Te sientes ahora encantadoramente atrapado en una boca que conoces y aparece en tu mente una mirada de otro tiempo…de un lugar lejano.
Tus oídos se invaden de sonidos de mar mientras tus dedos se mueven para enredarse en los cabellos de aquella cabeza poseedora de esos labios prohibidamente deseados.
El estímulo es tan irresistible que no puedes contener las ansias invadir el cuerpo que conjuga esa boca y esa mirada que ahora puedes traducir en una sonrisa acompañada de un nombre…
Pero las sensaciones logran despertar a la razón…y ese cuerpo, esa boca, esa sonrisa y ese nombre yacen también en un profundo sueño…a kilómetros de distancia de ti.