Sale del departamento y entra en el ascensor, sé que se dirige hacia abajo.
Lo miro desde el techo, observándolo como una especie de ángel guardián.
“Que irónico, si ni siquiera puedo cuidar de mi misma”, pienso. Pero me siento capaz aunque mi cabeza grite lo contrario.
Me busco en el espejo, no veo más que su imagen duplicada, triplicada; pero no hay más cristales para crear ese efecto, sólo esa única pared donde todo lo que no sea él está cubierto por una luz blanca distorsionante… o quizás él es el único que está aquí y ni los botones del ascensor existen.
Pero si están, en verde fluorescente se enciende el 8 sobre él.
Pulsa un botón inexistente en la blancura y bajo su dedo aparece un 1, verde también de momento.
El ascensor comienza a descender, la luz parpadea y me doy cuenta que algo va mal.
Dónde estaba el 8 aparece un 7 en un tono de verde más oscuro, como si se pudriera.
El aparato se sacude despacio, él no le presta importancia;
“ El edificio es viejo, el ascensor lo es. Todo… todo está gastado”.
Lo miro asustada, esa voz no era humana: era como el chirrido de un aparato eléctrico en decadencia. Sobre su cabeza una sombra parecida a un ciempiés vuela en círculos entre la luz, que se espesa y se convierte en niebla.
El 6 siguiente ya no tiene color definido, parece hecho de ceniza, de musgo, otra sacudida sólo un poco más fuerte que la anterior acompaña este cambio y la neblina blanca se vuelve gris, se transforma en humo.
Él mira su reloj, se observa en el espejo que ya no puedo ver, se apoya en una pared que no es nada y sus ojos se dirigen distraídamente hacia donde yo ¿estoy? Sin verme. Otra sombra más nítida toma la forma de una polilla y se pasea entre sus manos, que sostienen el reloj…
"Valdrá la pena esperar… siéntate, acomódate ahí, porque cuando quieras levantarte, tus huesos estarán demasiado oxidados, será mejor que te acostumbres a esperar”.
Era el mismo sonido… pero él no se mueve ni hay un cambio en su expresión; O no escucha las voces o esta ya muy acostumbrado a ellas.
El 5 brilla en negro, una luz oscura, imposible y punzante, y el humo se solidifica en un gris oscuro que lo cubre de cortinas, el aparato se remece esta vez con violencia y por primera vez el desconocido parece asustarse.
Vamos allá, vamos hacia allá! exclamo desesperada sin saber a dónde nos dirigimos, y veo las tinieblas dar vueltas como en aquellos sueños. No, no son sueños son recuerdos, recuerdos que olvidé. La pesadilla se dibuja con claridad en mi memoria y no puedo sujetar el grito que desgarra todo lo que soy en este momento.
Las tinieblas retroceden un poco, lo veo tapándose los oídos con desesperación y me observa. Abre los ojos desmesuradamente antes de que un nuevo sacudón nos arroje al piso 4, las sombras son una muralla y su visión sólo un recuerdo.
Te crees ángel, no? Tienes que salvarlo
No es mi cabeza la que habla pero tampoco es el bullicio de corto circuito, que provenía de él. No pienso más en las voces, tenemos que subir.
Sin manos busco los botones bajo el 4 que parece una mancha negra sobre una luz roja, la caja metálica no deja de vibrar, y se escuchan sus voces de nuevo…
Soledad. Muerte. Vida. Dolor. Amor. Olvido
Veo imágenes olvidadas sobre el manto aciago.
Lucha. Infierno. Herida. Paz. Tormento. Sangre
Caemos, caemos, tras el borrón sombrío emerge el 3 rojo, palpitante.
Sangre
Es eso… debo ser de verdad. Me elevo sin saber cómo al centro del féretro y los llamo.
La luz roja crece y el desconocido puede ver claramente mientras pasamos del 3 al 2 cómo su camisa se mancha de sangre, se revisa aterrado pero no siente ningún dolor, sólo ve las pozas de sangre crecer de la nada y coagularse de inmediato ante sus ojos.
Sangre, soy real en este mundo de nuevo
Esta vez si oye la voz, pero es de una mujer que se aleja…
Y no pude salvarle…
1...La caída termina abruptamente y las luces se apagan.
Todo se reduce a calma... a escalofriante calma.
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