Las mañanas le regalaban solo tormento, las odiaba en silencio. Siempre era lo mismo, se levantaba, iba al baño, cepillaba sus dientes, se ponía su uniforme que detestaba. Desayunaba en familia.
Deseaba tanto poder decirle a su madre lo que le había ocurrido, pero temía que ella no le creyera así que decidió callar, guardar ese terrible secreto.
Camino a la escuela, observaba a las demás niñas que con sus amigas caminaban danzando por las calles con vivos colores que cubrían sus cuerpos.
Paula vivía en shock, la oscuridad la perseguía, contaminaba cada paso, cada mirada, cada suspiro, cada imagen ante ella era gris, todo su mundo se había transformado en algo gris, ese gris que la consumía, debilitaba su cuerpo, a aterrorizaba.
Las horas eran interminables en el caluroso salón de clases. El tema que tocaba la profesora aburría su poco interés. Ella solo se concentraba en dibujar en su cuaderno favorito, lo que sucedía a su alrededor le era indiferente
De regreso a su casa, se encerraba en su habitación. Allí encontraba un poco de paz, se sentía segura, era su mundo privado.
Paula se estaba transformando. Cambio de color las paredes, ese rosa que cubría todo fue reemplazado por un oscuro color. Las cortinas con adorables dibujos infantiles ya no existían. Su vestimenta ya no era la misma, usaba ropas largas y oscuras que apenas podías diferenciar su rostro al verla.
No frecuentaba más aquellos lugares divertidos, no bailaba, no iba al cine como solía hacerlo todos los domingos. Solo se encerraba en su habitación, allí permanecía todo el día. Cenaba en la sala porque sus padres se lo exigían, solo por eso.
A las 16.00 hs en punto, salía al negocio que estaba a la vuelta de su casa a comprar naipes. Todos los días iba a la misma hora y compraba siempre lo mismo. La dueña del negocio la miraba con una mezcla de miedo e incógnita (¿que hará con todas esas cartas? Que chica más rara!!!!! ).
Pasaron varias semanas. Una tarde Paula no había salido en todo el día de su habitación, así que su madre preocupada decide ir a ver que le estaba sucediendo. Golpea suavemente la puerta y nadie responde, golpea más fuerte y nada. Paula abrime la puerta!!(Dice su madrea con voz de dolor y preocupación). Al no responder entra lentamente, estaba todo oscuro, prende la luz…. Allí estaba Paula, escondida dentro de un muro de naipes que la rodeaba completamente (aquel muro media por lo menos 2 metros de alto y 1,50 de ancho). Ella lo había construido para refugiarse de la oscuridad.
Al mirar a su madre Paula estallo en llanto y corrió a su encuentro, la abrazo fuertemente y le dijo susurrando al oído:
Madre, la oscuridad me persigue, daño mi cuerpo!!
Madre ayúdame tengo miedo!!
Madre perdona por lo que voy a hacer ahora, pero ella me llama, la oscuridad me llama, es mi dueña.
Adiós madre…perdón!!
Cuando Paula se aparto de su madre, un rió de sangre las cubría. Decidió quitarse la vida, corto sus venas en un intento de liberarse de lo que estaba viviendo.


P.D. (siempre hay una salida, no cometan el mismo error que Paula)