El lóbrego manto de tu ser envolvió mis ansias violentas,
sumido en caracteres translucidos…
aletargado en tu regazo desafiante.
No fui mas que huellas de huellas,
escombros chamuscados,
una imagen desfigurada en tu amplio abanico de energías.
Pero fue voluntario,
desee tu caricia ingenua,
como una garra de fuego ante un hielo eterno.
Y ese gesto significó un crisol psicodélico,
una sutil partícula que embriagó mis delirios.
Pronto me recosté entre una fauna alienante,
con tu oxigeno respirando junto a mi mejilla,
tu sudor recorriendo mi escepticismo,
infinitos caprichos soltados en mi razón.
Todo fue blanco entonces,
y desperté…
desperté en un desierto azul, uniforme, rectilíneo…
escapaste a tu esfera,
dejándome tu aura incrustada en mi elocuencia.
Sin nada, buscando todo… se que no te veré mas,
Se que no te sentiré mas.