Todo había resultado genial en estos dos últimos años, al final del 2007 el inicio de mi consagración en el trabajo de la educación y en el pasado 2008 trabajo y más trabajo, primero las letras, después la televisión y por último el teatro… No me puedo quejar, hubo cosas agradables pero también cosas de las cuales quisiera olvidarme, como por ejemplo en aquel caluroso mes de mayo, en la que mi amiga de casi toda la vida vociferaba a los cuatro vientos: -Me lo has quitado, pero te prometo, que seré la peor pesadilla en tu existencia, te lo juro por mi hijo… En verdad, eso, me dolió hasta el alma, pero como dice el filósofo callejero: ¡Perro que ladra, no muerde! Y se fue… Con esa amistad, terminaron millones de horas de complicidad y de hermandad que serían difíciles de olvidar, pero así es la vida.

Otro acontecimiento importante en mi vida, fue el feliz nacimiento del bebé más esperado del mundo… La de mi amiga. Bien dicen que todo cambia y que el tiempo lo cura todo, pero hoy cuando trato de tomar mi PC y escribir buenos augurios en un cuento, esto es el resultado, una triste crónica de tu abandono.

Ayer que inició el año, me sentí muy triste al no tenerte cerca, te lloré un rato (lo confieso), quise ponerme a estudiar el tan entretenido diplomado de la Miss del TEC, pero nada se me quedaba pegado en la cabeza. Así que con todo el dolor de mi alma, tomé un lápiz y una hoja y comencé con los tan anhelados propósitos:
1. Te amo
2. No sufriré solo guardo silencio ante lo que no puedo cambiar, pues así es la vida que me tocó vivir…
3. Tú, eres y tienes la verdad absoluta, (pero, sabes, de pronto, algo ocurrió)

Chin… Un librazo callo directo a mi cabeza, como por mandato divino, de inmediato mis ideas comenzaron a fluir intensamente, que tomé mis zapatos, me coloqué bien mis jeans y salí a la calle en busca de una respuesta.
Durante un buen rato caminé sin rumbo fijo, mirando el “amor” entre mis tan devaluados conjeneres mexicanos, subí al metro y me dirigí hasta el centro histórico… Lleno de terror ante tanta hipocresía del cariño desbordante de los políticos que trajeron Nueva York para el gozo de mí pueblo. Me senté en uno de tantos lugares que la capital se reserva, quise sentir que era estar sin ti teniéndote en mi vida, ¿Pero sabes? No sé siente nada, así que con el ego machacado comencé a llorar y a beber a ritmo de una canción de Paquita la del barrio (que culto, ¿No?) Me dolía darme cuenta que yo era quien había mencionado más de tres mil veces la palabra te amo, mientras tú solo decías “yo también”, era duro percatarse que mientras yo brindaba fidelidad, en tu lap top, aparecían un sin fin de direcciones medio insospechadas de pensar que tu las frecuentabas… Pero sin embargo, yo seguía como mi país, “siempre fiel”, aun que mi corazón estallara de dolor cada vez que mi amigocha me invitaba el tradicional café mañanero…

Entre cerveza y cerveza, oscureció la fría noche y con ella el molesto “ya vamos a cerrar”, “Uste disculpe”, Disculpar, eso es lo que quiero, pero a mi persona…

Me sentía tan triste y tu recuerdo era tan doloroso, que, como pude caminé hasta el metro, rogando a Dios que algo me sucediera para ya no pensar en ti. Hoy Confirmé que soy emo y que lo que me gusta es sufrir, así que… Mañana al despertar sabré y recordaré que existes, pero estaré consiente que no mereces más te amo, que ninguna de mis lágrimas serán para ti y que sobre todo Este año me tocará brillar intensamente, tan intensamente que si el amor llega, será bienvenido y sino pues ha vivir, pues sé y estoy conciente que nada es para siempre…