CAPITULO 14
Porfirio fue atacado por tres convictos en el baño de hombres, si bien era cierto que le tenían respeto por su talla, también era cierto que había salido del bastante diezmado del agujero, por ello no fue difícil “darle una lección” al terminar de golpearlo y dejarlo tirado ahí en los retretes le dijeron la dedicatoria: cortesía del doc para que no te vulvas a poner al tiro con quien no debes --le dijeron— y lo dejaron ahí con múltiples contusiones algunas costillas rotas, la boca hecha pedazos y moretones por todo el cuerpo y aun lo culparon del pleito tanto así que lo volvieron a mandar al agujero aunque por un lapso corto no eran “ningunas vacaciones” como le decía Leonardo, era cierto lo que Soledad le dijo al padre “Al perro más flaco se le cargan más las pulgas”
Soledad fue al día siguiente a buscar a Porfirio uno de los custodios con cinismo le dijo:
--Su novio esta de nuevo en la suite presidencial –dijo burlón.
Unos momentos más tarde le era entregada una nota por otro custodio que era en cómplice de Justino Contreras, anunciándole que efectivamente Porfirio había sido castigado, pero que estaría poco tiempo no cabía duda alguien dentro de prisión estaba jugando con su poder y estaba descargando su furia en contra de aquel que no era del todo un ángel pero que su única culpa adicional había sido defender de un cavernícola a aquella mujer.
Soledad se entrego a sus rezos con más devoción que nunca creyéndose culpable por la desgracia de Porfirio pensó de forma inocente que ella era la causante de todo lo que les estaba pasando en castigo de dios por haberse dejado llevar por la pecaminosa lujuria, y que bien merecido se lo tenia por su debilidad y aun más que estaba arrastrando a Porfirio a su abismal infierno por ser una pecadora y una candidata natural a las llamas del infierno. Entonces se sometió a penitencia y ayuno para paliar la avalancha de justicia y castigo de dios.
Llevó veladoras a todos los santos conocidos y fue a misa tres veces al día. A la semana siguiente intento ver de nuevo a Porfirio pero ya había un antecedente con el alcalde y este tenia prohibidas las visitas a Porfirio además el doctor Matalozano lo puso sobre aviso de aquella relación “que casi le costo la vida” y aquello se volvió otro obstáculo para que aquellos dos se juntaran parecía que Soledad tenia una cita con la desventura eterna y que su vida seria una constante lucha interna y una desgracia tras otra.
Los días pasaron dentro de prisión más lentos y Soledad enfocada a lograr el perdón de dios, por algún motivo la vigilancia con Porfirio se relajo y un día que soledad irreconocible por las desveladas y la vigilia alimenticia paso desapercibida para los custodios y con una enorme ayuda de Justino Contreras que torció un poco el reglamente por fin Soldad pudo ver a Porfirio, ambos eran sombras de lo que fueron Porfirio aun no se recuperaba de las visitas al agujero y Soledad con sus tributos a dios aquel encuentro era el de dos fantasmas del recuerdo de más de un año en que aquél incidente los privara de las furtivas visitas y de aquella pasión que parecía que la voluntad human o divina casi había consumido.
Con lágrimas en los ojos Soledad secretamente le pide perdón a Porfirio creyéndose culpable de su tragedia.
--Mira nada más que delgado esta –dijo Soledad con los ojos bañados de llanto.
--También usted se ve desmejorada, no sabe cuanto he pensado en usted, todos los días, su recuerdo es lo que me mantiene vivo en este lugar –dijo Porfirio queriendo ser fuerte.
Se miraban a través de un grueso cristal, las cosas que a Soledad le motivaban no podían ser no podía percibir su olor, ni acariciar aquellos brazos que la excitaban pero que ahora solo eran un recuerdo en cambio Porfirio a pesar de ver en Soledad una sombra de aquella hembra aun hermosa, él en realidad idolatraba la parte interna de ella, apenas se vieron treinta minutos un suspiro. Soledad se regreso destrozada mirando aquel hombrazo muy acabado en cambio Porfirio no se desilusiono de ella por el contrario la seguir mirando con una devoción casi divina.
Porfirio cayo enfermo por una afección pulmonar, su deterioro físico y la prolongada estancia en el agujero le habían dejado aquella secuela, Soledad no pudo verlo por que lo internaron en la improvisada enfermería, afortunadamente para él tanto el alcalde de la prisión como el dr Martín habían dejado la prisión para mejorar su posiciones políticas y sociales y ello le dio una tregua al ya gastado Porfirio. Por su parte Soledad enferma del alma se siguió sintiendo culpable por las desventuras de Porfirio y creyó que este había caído enfermo por que dios los había castigado por haberse visto, estaba segura que después de algo bueno como era el haberse entrevistado dios los castigo y pensó que era muy posible que dios se llevara a Porfirio.
Pobre Soledad enferma del espíritu y marcada eternamente por una creencia absurda de recompensas y castigos que hasta ese día de su vida la habían mantenido al margen de la felicidad o de la paz.
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