El clave anuncia con ágil melodía
La borrasca que en mi alma se avecina,
Tibia y celestial va en mis oídos
Y así revienta en un destello de sonidos
Por mis venas muertas,
Por mis venas secas de odio y olvido,
Presurosa y certera
Va tejiendo contrapuntos
En su cuerpo y en mi espíritu,
Invade el mundo mi cabeza
Soy toda luz y ensueño…
Mi mente está dormida
Y a la vez tan despierta
Todo es música, todo es vida
Por primera vez respiro,
Por primera vez siento
En mi alma fugitiva
El aliento de mil soles,
El fuego de Prometeo,
Y por un instante,
Mientras el clave canta,
Me golpea la tristeza, el coraje, la osadía
La rabia, el dolor, la alegría,
Este vergel de sentimientos
Que creía muertos
Y soy frágil, vulnerable y ajena
A lo que sé de mi misma,
Soy liviana… casi etérea…
Por un instante, solo por un instante…
Entonces va muriendo entre cadencias
La música y mi esencia,
Va muriendo entre mis dedos,
Va muriendo en mi cuerpo,
Y vuelvo a ser invisible mientras el clave
Va cediendo al silencio de la tarde,
Vuelvo a mirar el negro reflejo
De los inviernos
En mi rostro sombrío…
En mi rostro vacío…
Y lloro, lloro por la muerte de mi esperanza
En la voz del clave que calla.
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