Es constante el rubor de ambos al hablar de este tema, tanto lo esperaron, tanto le temían. Tomar esta determinación es de culpa compartida, junto con el dolor que vibra por sus corazones, corroe sus huesos y los hace temblar...
El primero en hablar es él, por creer ser el más cauto, y amar con todas sus letras y palpitares a la persona que tiene en frente, quien fue su mujer y amó mucho antes de conocer.
Comienza diciendo cuanto la ama, e intentando articular las palabras para no encontrarse con la separación y la pérdida de ese ser tan amado y que poco a poco se fue convirtiendo en su mayor dolor y su más grande martirio...
Las palabras fluyen –ella escucha vacilante y taciturna a ratos- dulces en un principio y desesperadas al pasar los minutos, repasa toda su historia buscando un resquicio que los mantenga unidos, un parentesco irrefutable, un error de él que valga por todos los de ella. Pero no, no encuentra salida, no logra la sintonía entre su sensibilidad y las ganas que tiene de estar con ella hasta que sus huesos se deshagan en el tiempo, las razones que los convoca son demasiado fuertes, y él sabe que no logrará, por mucho que lo haya esperado y preparado para esto, perdonar el engaño. Pierde el control, las lágrimas se aglomeran en sus ojos enrojecidos, ella se desespera también, ambos lloran. Un río de lagrimas con el mismo sentimiento como fuente, no hay solución, la separación es inminente.
El tiempo se detiene entre ellos, la pequeña habitación en que se encuentran se hace inmensa en sus mentes, tanto así que contiene sus recuerdos en un segundo; sus miradas se detienen en un punto fijo, ambos miran hacia dentro de sus ojos, sienten tanto y de tantos colores que perderse es matar la mitad de si mismos.
Se miran a los ojos nuevamente y quizás por ultima vez, retienen la mayor cantidad de imágenes, se recorren absorbiendo cada partícula de sus rostros con sus ojos hambrientos el hoy que inevitablemente será un recuerdo inmisericorde el día de mañana, se toman las manos entre lagrimas, sollozos y gritos contenidos por un insuperable beso, solo comparable con el mágico beso que los unió hace ya mucho. Se recorren la piel centímetro a centímetro, partícula a partícula, sin dejar nunca de llorar y de sentir esta pena, el tiempo pasa lento y aun así lo sienten volar, secando cada posibilidad de dar marcha atrás a la determinación inevitable de separase,...
Se abrazan luego de deshacer a besos sangrantes y amor amargo su libido enturbiada y difusa, se abrazan largamente sin pronunciar ni una letra, sólo suspiros están permitidos...
El momento del adiós se hizo presente, se visten con velocidad igual a la del más senil de los ancianos, o la del más resignado condenado a muerte, la mitad de cada uno se deshace sin poder evitarlo. Se besan por última vez, ella sonríe diciendo con tono suave y profundamente amargo –nos vemos mañana...-. él la mira, recorre su hermoso rostro y pronuncia las sangrantes palabras que serían las ultimas que se dirían como un “nosotros” respondiéndole a ella : - el amor que siento por ti es tan grande y tan necesario como el aire que respiro en este momento, y tal como si me privaran de él, hoy muero, muere al nosotros y el yo amante es el primero en ser sepultado”. Ella cierra los ojos y lo ve alejarse, se mantiene en silencio... un silencio que duraría el resto de sus vidas...
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