Considerando que con gran dificultad soportaba su vejez, tipo 73 años, tensó sus músculos violentamente y al turno en que dejaba caer un par de libidinosas miradas sobre la redondez de unos muslos empotrados en la estructura ósea de Mariana, fémina bien parecida de unos 22 abriles, a ojo de buen viejo verde, decidió, sin más consideraciones, fenecer, utilizando, el manido mecanismo de la muerte cerebral, para, acto seguido, y con el remanente del llamado "libre albedrío post mortem", renacer an calidad de hijo prematuro de Mariana, al día siguiente, jueves 13 de mayo de 2004, a cuyo regazo figura desde la fecha en cuestión, felizmente amamantado.
Algunos parientes cercanos, del tipo que regodean múltiples creencias en el bulto grasoso de sus abdómenes, comentan que el recién nacido sufre un cuadro, inexplicable aún para los facultativos, caracterizado por una ridigez muscular facial severa que trae como consecuencia una creatura siempre sonriente, situación que se explicaría, al menos para los referidos parientes, en la contínua ingesta de legumbres por parte de Mariana, durante el período de embarazo.
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