IRREVERSIBLE.
(Cotidiano)
Allí puede, en la opacidad de la noche,
Entrever con inocencia la identidad del asesino.
Esa oscura sombra que la acecha.
La mujer, siente el pecho frío y la boca seca.
Un martillazo corta temprano el aliento,
Un puñal se hunde,
Fruto sangrante,
Pulpas hecha hilachas
Rasgadas de pasión.
Es el puñal del amor…
El amor de la araña en su tela, y el monstruo
Agazapado en su leyenda
Y decidido a atacar.
Donde los vientos hieren los plátanos deshojados y
Las noches son negras cual los ojos que sueltan una lágrima.
Un golpe exacto, ejecutado con prolijidad de herrero.
El cuerpo de la golpeada tardó en doblarse de rodilla
Para caer de frente y rebotar dos veces la cara,
Ya con sangre, contra el suelo.
Ese golpe tiene de pespunte el mismo hilo:
Su corazón y el del asesino
Se agitan en el miedo sonámbulo.
Sus dientes se aprietan y crujen.
Exhala un suspiro,
Se agita un alma.
La mujer abre los ojos pero no ve nada,
Todo lo ve negro,
La sangre en la cara se apelmaza espesamente.
Se llevó las manos al pectoral del otro,
Siente como su sangre corre por él
Y empapa toda su ropa.
Se revuelca en el polvo maloliente,
¿Para buscar qué respuesta inexistente entre tanta letra muerta?
“No quise hacerlo. Pero insistís”, dijo el diestro.
En su catarsis.
Como presagio formulado.
Cada hueso en su lugar.
Invade el silencio un alivio morboso,
La mujer abre los ojos
Pero no ve nada,
Otra ruleta rusa por amor a la elegía.
Sólo la herida revuelve tripas.
¿Y de qué sirvió haber robado tantas horas a la noche?
¿Al día, esperando, leyendo su sintonía?
¿Si el engaño, si el engaño ganó la suerte?
En qué calles mujer, se diluyó tu figura,
En que acequia se diluyó tu aroma.
Duelo de dos seres muertos,
Faltos de amor, lleno de celos,
Ajenos al tiempo,
Mujer suelta una lágrima si quieres.
¿Para buscar qué respuesta inexistente entre tanta letra muerta?...
Salgo del cine y veo si en las calles no ocurre lo mismo.©
Daniel O. Jobbel
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