Somos el fruto de una era hambrienta de placer, la generación de una moral apocada, un punto de confección en el carnaval de nuestra piel, ya no se sabe cuál es la autoridad-el dolor es castigo o será el respeto al superior-pero quien es superior-, si el principal infractor es el poder y la razón.
Tabú de algo impuesto, explotar lo inexplorado, contaminación por el exceso, eso es libertinaje de una represión heredada, ocultando al publico el deseo mas interno. Comercialización del cuerpo, la imagen y el sentimiento, algo vacio, pudor hueco.
Como si la conciencia tuviera una angina, triste se muere de dolor, pobre expresión de un amor, quien te quiere sin no yo, peor me tratas, como a cualquiera que pateas, para omitir y olvidar es mi voz, ay que dolor
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