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Sobre el lavado de cerebro.

Hay quien dice que nacer libre no es nada, que llegar a ser libre lo es todo. Reflexionar sobre la libertad en abstracto es relativamente fácil, pero el terreno de las libertades concretas es harina de otro costal. Hay por un lado unas libertades visibles y comprobables empíricamente; ¿Tengo la libertad de irme de mi país si lo deseo?, ¿Tengo la libertad de hablar y reunirme con quien yo quiera?, ¿Tengo la libertad de expresarme públicamente criticando a mi gobierno? Pero existen otras libertades mucho más difíciles de comprobar, porque se encuentra en el interior de cada uno: ¿Hago esto por voluntad propia?

No existe forma de saber cuando nuestra libertad interior es coartada. En realidad nadie sabe cuando esta siendo manipulado. La manipulación es como los microbios, no lo podemos ver cuando somos sus víctimas, pero tal como en el caso de los microbios podemos ejercer un tipo de “higiene básica”. Esta higiene consiste en reconocer las situaciones potencialmente peligrosas y evitarlas. Las técnicas de lavado de cerebro, control mental, adoctrinamiento, programación o como les llamen son agresión. Pero se trata de una agresión tan sutil que quienes la han padecido siempre se han dado cuenta de manera retrospectiva que lo sufría. He escrito este texto con la idea de que la difusión de esta información nos puede ayudar en ese combate por la libertad de pensamiento y conciencia.

Un poco de historia.

Primero un poco de historia. Los especialistas del tema hablan de que el término lavado de cerebro se usó por primera vez en relación con al difusión de ciertas sectas religiosas en Estados Unidos, durante el siglo XVIII. Si revisan el internet los que más se mencionan son Los Niños de Dios y los Reborn Cristians, que escribieron sus técnicas para allegarse feligreses en varios manuales que se difundieron entre los pastores. Dick Stuphen, un popular especialista en el tema, describe cómo en estos tiempos, antes de los primeros estudios conductistas, cuando apenas se experimentaba con la hipnosis, las sectas cristianas sistematizaban sofisticados “sistemas de persuación” de probada efectividad en el campo de la guerra por las conciencias.

Las técnicas de estos manuales son de lo más old school y ya están incorporadas en el común de multitud de iglesias por todos lados. Se recomendaban cosas como una buena oratoria que indujera sentimientos de culpa y aprensión. Todos conocemos un poco de ese discurso: “Son pecadores, todos se irán al infierno para sufrir por toda la eternidad… a menos que”. Subiendo la presión sobre los “pecadores” estos cristianos usaban las emociones negativas para “limpiar el terreno”, para luego inducir un nuevo sistema de creencias, donde los pecadores finalmente se sintieran “a salvo del tormento eterno”. Esto tan básico ya contenía las tres fases del lavado de cerebro: LA LIMPIA ATRAVES DEL IMPACTO EMOCIONAL, EL ESTADO DE SUGESTIÓN DONDE EL SUJETO ESTA ABIERTO A NUEVAS DIRECTRICES, EL ESTADO DE CONVENCIMIENTO DONDE EL SUJETO YA HA ACEPTADO EL PROGRAMA.

Aunque los cristianos fueron los primeros en formular estas técnicas, estas han sido usadas por cultos de todo tipo, grupos políticos, el ejército y por supuesto los publicistas de hoy. El famoso científico ruso Pavlov en sus investigaciones con animales describió las mismas tres fases de inducción de respuestas condicionadas; la primera etapa, llamada equivalente, es lo que podríamos llamar nuestro estado normal. En este estado nuestra mente funciona protegiéndose en forma natural de las múltiples inducciones a los que se encuentra expuesta cotidianamente. En la segunda etapa ocurre un rompimiento de este estado normal, que reduce nuestra capacidad de juicio e incrementa nuestra sugestibilidad. En todos los casos de lavado de cerebro este ha sido el paso crítico. Conquistar la mente a través de presionar y lograr una catarsis que lleve el cerebro al segundo estado (el trance u ondas alfa) donde el sujeto es susceptible de aceptar una nueva programación.

La higiene básica empieza por saber cuando se están usando técnicas de lavado de cerebro. A continuación una breve descripción de las más usuales técnicas.

Técnicas de manipulación discursiva:

Empecemos por las técnicas menos coercitivas que son las referentes al discurso persuasivo. Estas no son propiamente lavado de cerebro, pero si constituyen indicios de manipulación y son la puerta de llegada a nuestra mente. La persuasión discursiva, la labor de convencimiento no es algo necesariamente malo. Pero esta puede tomar dos vías muy distintas, puede apoyar su argumentación sobre bases racionales (respetando al público) o puede tratar de utilizar “palancas psicológicas” que buscan romper nuestra capacidad racional y que nos dejemos guiar por nuestras predecibles reacciones emocionales (queriendo someter al público).

Conozcámonos un poco a nosotros mismos, existen dentro de nuestra forma de pensar mecanismos psicológicos de disonancia y coherencia que nos impiden cambiar fácilmente de ideas. En condiciones regulares nos sirven de protección, son nuestras defensas, porque un individuo que cambie bruscamente de ideas o que se la lleve en la incoherencia no sería muy eficiente. Por eso existe una necesidad interior de llevar cierta inercia y de construir cierta coherencia de nuestras ideas, el problema es que este mecanismo también puede ser usado en nuestra contra.

Imaginemos el discurso de un político, este nos empieza hablando de cosas que son comúnmente aceptadas. Dice cosas como “Lo justo es que todos tengamos un buen empleo”, la gente que escucha dirá que sí es cierto, luego por un rato irá repitiendo obviedades tras obviedades “El crimen no debe quedarse impune”, “Necesitamos gente capaz en el gobierno”, “Hay que darle a cada uno lo que le toca”, así tras de cada afirmación el oyente dice “Sí, sí, sí”, crea lo que se conocer como “estado de asentimiento”. Pero al cabo de un rato el político comienza introducir asuntos más polémicos, algo como “Y por eso deben votar por mí”. Nuestra necesidad de coherencia nos impele a seguir dándole la razón, cambiar de idea acerca del sujeto con el que hemos estado de acuerdo, resulta angustioso, aunque sea algo leve. Incluso se usa el lenguaje verbal sin que nos percatemos, el mismo político del ejemplo asiente mientras “espera” nuestra supuesta respuesta colectiva. Esta es la magia de la llamada Neuro-lingüística.

Otra forma de manipulación es la conocida como técnica del intercalado. En ella se usan los principios de la Neuro-lingüística como el caso anterior. Esta técnica consiste en usar la voz y el lenguaje corporal para decir algo diferente a lo que verbalmente se ha dicho. Formas sutiles de manipulación que son muy resbaladizas, que nos dejan una impresión inconsciente y que son difíciles de someter al examen racional. Imaginemos otra vez al político este dice algo cómo: “Todos sabemos la probada capacidad de Rodríguez para enfrentar este reto. Todos confiamos en él”, una leve inflexión en la palabra “capacidad” y de forma inconsciente el político ha sembrado la idea de que Rodríguez es un bueno para nada.

También existe la técnica de la visualización, muy usual en la publicidad y consiste en pintar imágenes muy vivas de mucho contenido emocional para persuadir fuertemente acerca de algo. La asociación entre una idea y la imagen introducida en nuestras mentes no guarda una relación causal verdadera, pero la fuerza emocional de las imágenes nos impide percatarnos.

Técnicas de control de dinámicas de grupo:

Otras técnicas más coercitivas se dirigen a la manipulación de nuestros instintos gregarios, nuestra necesidad de pertenencia, de seguir al grupo. El instinto social se trata de una fuerza primitiva y básica que ha sido vital para nuestra supervivencia y evolución. No por nada uno de los miedos más frecuentemente mencionados en las encuestas es el de hablar en público. Pero un manipulador sabe como construir dinámicas de grupo que sirvan a sus propios fines. Ojo, no estoy diciendo que no pueda salir nada bueno de los grupos que usan estas técnicas, habrá gente que ha mejorado su vida entrando a una secta por ejemplo. Pero considero justo que los que no estamos en ninguna secta o grupo podamos defendernos y en caso de que ya hayamos entrado sepamos qué es lo que nos ha pasado.

Este tipo de técnicas son muy usuales en las llamadas organizaciones de potencial humano, en las empresas que usan formas de mercadeo de multinivel (las famosas pirámides) y claro en las sectas religiosas, por ejemplo se empieza con la realización de un evento agradable que implique una acogida cálida y atención a quienes llegan por primera vez. Esto con la idea de potenciar el placer de pertenecer al grupo. Esto se potencia si la recepción se hace de manera individual, si alguien fuese acompañado por un amigo, por ejemplo, los esfuerzos se encaminaran a separarlos. Se sigue con una larga charla acerca de que uno debe mantener los compromisos o nuestra vida nunca marchará bien. Que las personas que faltan a sus compromisos o que les temen están muy mal. No quiere decir que no sea bueno mantener los compromisos que uno hace. El problema es que los manipuladores aprovechan esto para sus propósitos. Regularmente el primer compromiso se tratará de cosas sencillas, como no mentir, no entregarse a los vicios, cumplir nuestros propósitos. Es entonces que aprovecha para llamar la atención del grupo uno a uno de los individuos y les hace jurar que va a faltar a los compromisos en su vida. La intimidación que resulta de convertirse en espectáculo público suele ser muy fuerte. Y poco a poco los hábiles manipuladores irán subiendo la tensión del grupo para que todos se observen mutuamente en el cumplimiento de esos compromisos. Esto hasta que el grupo asuma un compromiso colectivo que por “coincidencia” será sugerido por el coordinador del grupo.

Las técnicas para incrementar la tensión social en la dinámica de un grupo son muchas. Pero básicamente lo que todas buscan es que los participantes entre en una dinámica de culpabilidad y dependencia mutua. Muchas veces los líderes instan a los participantes del grupo a relatar frente a todos sus más íntimos secretos, culpas y temores para fortalecer la unión del grupo a través de la vergüenza. También es usual una especie de rito de iniciación que implique alguna humillación, de esa manera los miembros crean vínculos emocionalmente fortalecidos. En los regímenes totalitarios era muy conocido este tipo de dinámicas culpabilizantes que imponían un constante miedo social lleno de traidores y delatores. El máximo buscado es que los propios miembros de un grupo se conviertan en los vigilantes de sus compañeros y así se refuercen mutuamente para convertirse en un grupo que sostiene su propia opresión. Una técnica que ayuda en este último objetivo es el establecimiento de una jerarquía muy marcada entre los miembros del grupo con el fin de ponerlos a competir.

Una condición que potencia estas dinámicas grupales es el aislamiento social, este el primer INDICIO serio de que se están usando técnicas de lavado de cerebro. El uso de campamentos de re-programación es algo a lo que los regímenes totalitarios recurrieron. El aislamiento físico y social multiplica la efectividad de todas las técnicas de manipulación y adoctrinamiento. Imaginemos un ejemplo clásico; una secta religiosa ofrece una oferta demasiado buena para ser verdad, unas vacaciones gratis en un hermoso centro turístico en las montañas. La pareja de recién casados preguntan a los miembros de la secta si se trata acaso de un evento religioso. Los ofertantes insisten en que no se trata de algo sobre religión, que habrán eventos de ese tipo, pero que “la asistencia es voluntaria”.

Un segundo INDICIO de que se están usando técnicas de lavado de cerebro es el uso de un argot especial exclusivo. El mero hecho de ser excluidos de un conocimientos, de no haber asistido a ese último evento o leído del que todos hablan, de no poseer ese conocimiento tan especial angustiaría a cualquiera. “El nuevo” de pronto se encuentra en un entorno que no entiende, aumenta su angustia al verse excluido. Es lógico que nuestro sentido de pertenencia tenga tal poder en la época de las cavernas ser excluido nos costaría la vida. Nuestro instinto nos impulsa a buscar lo antes posible acceso a ese grupo y a ese conocimiento que nos es negado.

Otro INDICIO es que en estos eventos, estas conferencias o reuniones esta absolutamente prohibido el sentido del humor. Al menos hasta que “el nuevo” se haya convertido, la alegría sí esta permitida a los que ya conocen “la verdad”. También en las dictaduras es usual que se tolere mejor la oposición directa y seria, que a los irreverentes y cínicos. El humor, la ironía y la broma son peor delito que disentir, pues lo que hacen es abrir vías de escape a la tensión y servir de último refugio al intelecto.

Otra técnica es el de la confusión programada. Con el propósito de crear incertidumbre se introducen elementos que desconciertan y abren aun más el estado de sugestión. Simulacros sorpresas o eventos llenos de sorpresas, incluso usar mal palabras deliberadamente para que el sujeto se sienta inseguro de su propio conocimiento. Dick Stuphen describe como los miembros de sectas salen de repente a los transeúntes, al pedir dinero en medio del susto las personas daban cantidades que si lo hubieran pensado bien jamás las hubieran dado. Detener el pensamiento, “limpiar” al cerebro de resistencia es la parte esencial del lavado. No quiero por esto implicar que nada de bueno podría salir de entrar a uno de estos grupos, solo es que la gente debe tener la conciencia de lo que ha pasado.

Técnicas de invasión de los sentidos:

En un rango más alto de coerción se ubican las técnicas dirigidas a invadir nuestros sentidos. Este es el camino más directo a nuestras emociones y que por su propia naturaleza es poco lo que una persona puede hacer para resistírseles a un nivel intelectual. En especial el oído.

El primer instrumento del que dispone un manipulador profesional es la voz. Fíjense en la voz de un predicador hábil, lo primero que notamos es que no habla normalmente. Un charlatán, un timador, un hipnotizador conoce el poder de las sensaciones como camino a la catarsis emocional. Por eso nunca hablan en forma normal, usan su voz como un instrumento, hay verdaderos maestros en las inflexiones de tono y volumen de la voz, este es un INDICIO importante de que estamos frente a un manipulador. Por ejemplo un predicador usa a veces un ritmo monótono y pausado, luego lo sube muy alto como quien manipula un látigo frente a un león entrenado. Muchos fingen acento para lograr la atención de las personas o hacen lo que se llama rodar la voz haciendo énfasis en cada palabra, como si cada palabra de su discurso fuera importante y no nos pudiéramos distraer un momento. En todos los casos la voz es usada para generar un ritmo que nos induzca el estado de sugestión.

Los especialistas en los discursos conocen que se obtiene la mayor efectividad si a los cuarenta o sesenta minutos, el discurso monótono sube en busca de la catarsis necesaria. En las iglesias se tiene una larga tradición en estas técnicas y algunas usan apoyos de tipo auditivo, en especial las canciones. Los que han estudiado la forma en que funciona nuestro cerebro conocen lo poderoso que puede ser un ritmo para modificar el estado de nuestro cerebro y volvernos receptivos a la inducción. La voz rodada es una de ellas, pero la música, los cantos, las luces y brillos estridentes, la repetición de movimientos (la marcha es tradicional en el ejército para generar ese estado alfa de receptividad) todos ellos apuntan en el mismo sentido. Su combinación es dinamita para nuestra capacidad de pensar normalmente y oponer argumentos racionales a las inducciones a las que nos vemos expuestos en estos estados.

Los estudiosos incluso han hablado de una frecuencia rítmica altamente efectiva para hacer que el cerebro entre en estado de trance, alrededor de 6 o 7 ciclos por segundo. Este vibrato, menciona Dick Sthupen, es un efecto de trémolo que contienen algunas voces e instrumentos musicales y es perfecto para alterar los estados de conciencia de las personas. Pero aun más incluso pueden usarse olas de baja frecuencia para producir esa vibración y aun así pasar por completo desapercibidas por nuestra conciencia. Lo que lleva a toda una rama de formas de manipulación que entran por los sentidos a un ritmo demasiado veloz para la conciencia, las llamadas técnicas subliminales. La sutilidad y fuerza de las formas subliminales suele ser subestimadas, pero han sido descritas con bastante exactitud a estas alturas.

Técnicas para causar fatiga mental y física.

En lo más alto de las formas de manipulación más efectivas están este tipo de técnicas. La razón de su efectividad es evidente, nuestra actividad mental se apoya en las funciones corporales, llegado a cierto punto nos sentimos fatigados y perdemos facultades de juicio. Por lo general las otras técnicas servirán de apoyo para mantenernos en un asiento mientras nos adoctrinan el tiempo suficiente para que bajemos “los brazos” cansados de defender “las trincheras” de nuestra mente. En el ejército y también en los campos de reeducación se usan cosas como las caminatas, las marchas, incluso funcionan los cánticos, la recitación de consignas, de mantras e incluso la meditación para conseguir romper nuestra mente y hasta nuestra voluntad.

Las pláticas maratónicas son un importante INDICIO de que no se apela a nuestra razón para convencernos, en especial cuando el tema es repetitivo y no justifica la extensión con la que se explica. No es casualidad que los discursos largos sean tan gustados por los dictadores. En psicología esto es descrito como el Síndrome de Estocolmo y son también la marca de las reuniones de la llamada mercadotecnia agresiva, especialidad de los mercachifles de los tiempos compartidos para tomar un ejemplo cercano a este chico cool. Incluso caer vencidos por el sueño no nos libra de ser persuadidos, ya bastante se han estudiado los efectos que tienen las proposiciones durante el sueño. La gente capta las ideas, con la diferencia de que no saben de donde las han tomado y hasta pueden llegar a pensar que son ideas propias.

Otro aspecto relacionado con este tipo de técnicas es el uso de dietas radicales, volvamos al ejemplo del campamento de la secta religiosa, el matrimonio joven a asistido por cortesía a una de estas charlas, que ha resultado demasiado prolongada y por tanto no han comido, luego en un descanso les ofrecen comida baja en calorías, insípida, solo hasta la noche donde habrá además más charla amistosa con el ministro habrá un banquete con pastel, soda, galletas, caramelos y chocolate. El hambre primero y luego el frenesí de azúcar les hará ir de emoción en emoción, de la angustia a la alegría, abriendo paso a las sugerencias de los manipuladores.

Estas técnicas en grado superlativo se pueden clasificar ya como tortura. La tortura siempre ha servido para cambiar las convicciones de las personas e implantar ideas en ellas. Desde la inquisición se usó para sacar confesiones y todos los regímenes represores han recurrido a ellas. De hecho el término “lavado de cerebro” se popularizó en relación con el uso de estas técnicas en las China comunista. Lo que suele pasarse por alto es que el cambio de mentalidad es algo real, los culpables ya no confiesan para evitar el dolor sino porque han sido “convencidos” de que son culpables. La policía política de la primera etapa de la Rusia comunista, la CHEKA fue de las primeras en documentar el uso de técnicas de desorientación, el uso de ambientes oscuros, fríos, la privación del sueño, la mala alimentación y la presión constante servían para “agilizar” los procesos judiciales. Quedaron para la historia como en muchos juicios de las purgas de la Unión Soviética, los acusados confesaron crímenes imaginarios y pidieron ser castigados como prueba de su lealtad al comunismo.

En la cima de las técnicas agresivas, junto con la tortura, están el uso de drogas, de electrochoques y otras formas a las que es inútil poner una resistencia mental efectiva. Pero incluso estas técnicas tan agresivas no tienen la efectividad y los efectos permanentes de algo llamado CHARLAS DE SEGUIMIENTO. Si tu crees mi amigo cool que puedes resistir al uso de estas técnicas lo más seguro es que te equivocarías. Todos podemos ser afectados por estas técnicas, pero por lo general una vez que nos alejamos de los manipuladores podemos reaccionar (el tratamiento para que alguien se recupere después de caer presa de estas técnicas es descanso y tiempo para pensar). Una parte vital del adoctrinamiento es el MANTENIMEINTO del nuevo programa mental, el ad naseaum de Goebels es la última y más poderosa técnica de lavado de cerebro, porque llegado un punto las ideas que nos fueron implantadas se vuelven parte de uno.


Saludos a todas las chicas y chicos cool, cuídense.

Texto agregado el 30-12-2008, y leído por 1017 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
04-01-2009 El ensayo como tal es excelente. Una técnica depurada que permite al lector "asimilar" el mensaje, a pesar de que no lo entienda del todo. Al leer no pude evitar recordar el Fedro de Platón: "El mejor discurso es aquel que se escribe con ciencia en el alma del que aprende; capaz de defenderse a sí mismo, y sabiendo con quiénes hablar y ante quiénes callarse" Tu ensayo confirma la dicotomía entre la oralidad -la palabra convertida en discurso para un fin oprobioso- y la escritura, esgrimida como un recurso para prevenir los efectos negativos de aquellas. ***** Saludos. sagitarion
30-12-2008 ¡Impresionante! Te extiendo mi mano con la única intención de estrechar amistad con alguien inteligente. Si este ensayo verdaderamente es producto de tu mente, pues te felicito porque jamás había leído uno similar en este medio llamado “loscuentos.net” –no creas que soy arrogante pero pensé que después de mí, sólo Gik sabía hacer ensayos-. Hay razón y exposición de ideas basadas en documentación accesible a todos. Muestras en él una versatilidad idiomática característica de los buenos comunicadores de ideas en medio escrito. Todo me fue claro y cónsono con esa realidad sugestiva que yace en nuestro cerebro y por ende puede ser programada con fines positivos o negativos, según sea el caso. Creo en lo que dices porque yo mismo me he dado cuenta del poder de las palabras –una palabra negativa podría hacernos sentir mal por el resto del día, las positivas no-. No sé si has leído al autor español Alex Grijelmo, pero recomiendo que leas “La Seducción de las palabras”. Este autor aborda el tema del poder de las palabras en diferentes campos: amoroso, religioso, político, comercial, etc. Lo más impresionante de tu escrito es que, apartando la buena y limpia redacción que lo conforma, tiene una idea reveladora y denunciante de esos hilos psicológicos a los cuales estamos sujetos en nuestras sociedades y los cuales muchas veces desconocemos por completo. Esto último me hace pensar que el vulgo –la mayoría de elevada ignorancia o simplemente personas indiferentes a estos temas- no es más que una “gran reunión” de primates a los cuales se les instala un “chip” que condicionarán sus acciones futuras. Repito, este es un ensayo con valor preponderante y me da gusto que lo hayas presentado aquí. ¡Te felicito! Y no te preocupes por la ausencia de comentarios para tu buen ensayo, recuerda que en la vida hay reyes y peones, y éstos últimos se interesan muy poco en su destino. Te saluda y desea un próspero Año Nuevo, Jos Cornell. Arrecife
 
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