Hay una palabra solitaria, pero yo qué sé,
Es comienzo en el parnazo,
Y vuelve y nace en finisterra,
Inconmensurable guión del viento
La pobrecilla está desierta.
Ocho ropas en su cuerpo,
La tibieza de su entierro,
¡Ay, palabra sola y contraída!
Sin mis labios yo te quiero.
¿Te acordás de aquel invierno?
Bueno, yo qué sé,
Te amaré con cada frío,
Como lo harás con mi llanto
Envenenando mi suicidio.
Ah, paria compañía,
Hueva, terca, convencida,
Necia forma mía el esposarte,
Si solo tú,
Ya es turbio mi combate.
Te quiero, como el parque,
Que en noches faltas de preguntas
Aún cuando lleno de paisajes,
La lluvia pasa sin premura.
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