Aquella tarde salí a pasear en mi bicicleta, toda la gente se entro a sus casas, yo ahí andando en bici, los gallos dormidos y los pájaros volando a sus nidos.
Después me dirigí al bosque, eran las seis de la tarde, me metí entre los arbustos y me fui hacia el centro del bosque.
Luego me acosté en un tronco cortado y me comí una manzana dulce. Ya se hacia de noche y yo seguía ahí comiendo, de repente oigo un sonido entre los árboles era un sonido muy dulce y delicado que me adormecía si lo escuchaba, me levante y me dirigí hacia ese sonido, estaba tan distraída que olvide mi bicicleta, seguí caminando sin encontrar nada, solo se oía mas fuerte el sonido hasta que llegue a un pequeño claro, las copas de los árboles formaban una mariposa con la luz de la luna era muy bello, después vi unas luciérnagas muy lindas volando sobre mi, empezaron a rodearme y a hacerme cosquillas, luego se alejaron y se detuvieron, yo creí que querían que las siguiera.
Llegamos a un árbol tan grande como un edificio, era algo extraña su forma porque tenía tallada un hada tan linda que se veía real. Después vi una pequeña ciudad de hadas en unos árboles pequeños y vi que las luciérnagas que vi se convertían en unas hadas brillantes, no tenía miedo sino curiosidad y extrañes, mis ojos no creían lo que veían, vi como bailaban, jugaban, volaban y giraban en el aire.
Yo estuve jugando y bailando con ellas toda la noche y una de ellas me rocío con polvo dorado, me sentía extraña mire para abajo y vi que estaba flotando estaba muy emocionada, de repente se escucha un sonido extraño en los arbustos, las hadas se escondieron yo igual corrí a esconderme pero me caí y me golpeé en la cabeza.
Horas mas tarde me desperté, estaba acostada en un tronco cortado junto a mi bicicleta y mi manzana en el suelo, no se escuchaba ningún sonido, no había ninguna luciérnaga, luego pensé que había sido un sueño pero después corrí hacia los árbol gigante de la aldea de las hadas no había nada solo un pequeño polvo dorado en el pasto.