Después de más de un año de ausencia, encuentro algunas palabras para compartir.

Pequeño, suave, en reposo encontrado; el diminuto e indefenso cuerpo del primogénito de la familia Suárez, de sus remanentes, descansa con suspiros que terminan al comenzar. Como si fuera un llanto, como si tuviera consciencia de lo que su vida ha costado -en contraste con la calma que alcanza a provocar en su padre- el pequeño Andrés descansa del trabajo de nacer.

El corazón de su padre se hincha de dicha, dobla su tamaño, palpita vivo, como nunca pensó sentirlo nuevamente tres minutos y diez segundos antes de pensar sólo en Andrés. Tres minutos y diez segundos antes de tragar la broza de su corazón y exhalar con mamá el último aliento.

"Es raro en una mujer de su edad": Lo último que el doctor supo decir.

De los reflejos estridentes del recuerdo, papá es despertado por llantos. Y el hombre duda.

The Kings Kitchen
Galway
Ireland

19:50
22/XII/2008