CAPITULO 8

Martín le contó que se había casado con Juana Bautista su compañera mutua y lo más cercano a una amiga que Soledad tenia, pero que años después se divorciaron pues había descubierto a Juana encamada con un medico joven en una de las camas del hospital, Soledad irónicamente dijo:

 Todas somos putas de alguna manera.

 Pero si tu decías que no te gustaba los hombres Soledad tu como puedes ser “eso” que dices. -- pregunto Martín intrigado.

 ¿Quién sabe a lo mejor se puede ser puta con otra puta? --dijo Soledad para desviar la conversación y no querer entrar en detalles.

Eso le dio esperanzas a Martín quien al llegar a la casa de Soledad quiso robarle un beso pero lo único que logro fue robarle la tranquilidad y despertarle el coraje.

--¿Cuándo chingaos vas a entender que no me gustan los hombres? –dijo soledad quien después de forcejear y Soltarse bajo rápido y dio un gran portazo al coche de este.

se decía Soledad.

Mientras que Martín pensaba:


Soledad llego agitada a su casa he hizo lo de siempre se puso a bordar oraciones; oraciones de rabia por el estupido de Martín que se quiso pasar de la raya y oraciones de perdón por haberse dejado llevar por la lujuria y la tentación frente a Porfirio, aunque las oraciones para encontrar calma, las sentía con sustancia, mientras que las que rezaba para pedirle perdón a dios por haberse dejado llevar por la tentación carnal de Porfirio le sonaban vanas y sin sentido.

En sus sueños encontró a Porfirio con su torpeza, rudeza y figura animal; abrazándola y estrujándola con poca delicadeza y ella dejándose llevar por aquel olor a suciedad y mugre que la hacían sentir en el paraíso, el solo hecho de tenerlo cerca bastaba para que su excitación subiera a tono de clímax, el sueño se convirtió en pesadilla cuando Porfirio usaba un lenguaje refinado y de un buen nivel social parecido al de Martín, recitándole y hablándole melosamente en ese momento Soledad se despertó asustada por aquel ente salido del mundo de los alebrijes, entre su ideal y su máxima repulsión.

Porfirio cometió un error creyó que soledad disfrutaría de una carta melosa que podría ser mejorada con el auxilio de Leonardo, hizo un esbozo de carta para decirle a Soledad todo lo que ella le inspiraba o por lo menos acercarse a la descripción, pero carecía de método, pero su sentimiento lo hizo atreverse y l escribió un telegrama por carta:

Cuando estoy cerca de usted me falta el resuello, siento bonito nomás de mirarla y cuento las horas pa estar cerca de usted. Pensar en usted me cambio la vida ya me da gusto despertar y tengo por que vivir, antes nomás andaba por la vida pero pos ora usted es como el aire pa mi.


Esta era la humilde carta que Porfirio le había escrito a Soledad que sin duda hubiera causado un buen impacto aunque no del todo Soledad. no quería detalles ni debilidades de un hombre para ella hubiera sido mejor que la trataran como los machos tratan a las mujeres. Aunque su padre jamás fue agresivo con su madre este nunca tuvo un detalle ni siquiera pequeño de romanticismo, lo más parecido a un toque romántico era la nalgada que le propinaba después de sus escarceos amorosos, era su forma de decir gracias o te quiero. Por eso cuando recibió la carta modificada y mejorada por Leonardo un universitario de buen nivel cultural y de mediano gusto por las letras que se le había acentuado en prisión gracias al exceso de tiempo le escribió una misiva así:





Querida mía:

Me dirijo a usted con enorme respeto, ya que quiero expresarle mi más grande admiración, quiero decirle que desde que su vida toco la mía mi vida ha sido trasformada, un sentimiento maravilloso ha surgido en mi, algo que jamás pensé que existiera dentro de mi, y esto ha nacido gracias a usted, los días se han trasformado y adquieren un brillo y una luminosidad excelsa. El saber que usted existe le da una razón a mi vida, yo que era un espíritu a la deriva ahora tengo una gran razón para estar en este mundo; amarla, ese solo hecho me da esperanzas y aunque creo que en por mi posición es difícil ofrecerle algo, le puedo asegurar que le ofrezco mi vida entera.

Suyo eternamente


Porfirio Martines


Cuando Porfirio leyó lo que Leonardo le había escrito brinco de gusto y le dijo:
 Gracias compadre, así de bonito como dice en la carta es como yo siento por la enfermera –dijo Porfirio entusiasmado.

Pero Soledad hizo una gran mueca, arrugo y arrojo al cesto de la basura la carta, que había sido entregada por el mismo Porfirio en la última sesión de curación, y que este sintió que expresaba lo que él quería decir. El solo hecho de la carta le sorprendió negativamente a Soledad, ¿por que quería Porfirio cambiar su naturaleza?